Shit happens

A veces ocurren cosas imprevistas, de esas que te joden el día, por ejemplo ayer iba bajando por el mirador de Morroveloso, por cierto, una carretera que no me gusta nada de nada, y siento PANNNNN, yo pensé "no puede ser ¿cómo se va a romper un radio de una Mavic ksyrium?, la rueda casi se bloquea pero seguí rodando y a los pocos segundos oigo PLASSS, y es que se rajó la cubierta y explotó la cámara, vamos, la avería perfecta. Botado en una carretera poco transitada y al atardecer con el fresquito in crescendo. Mi cupo de averías ya lo he cubierto, es imposible que en una década por delante pinche ¿o sí?

La segunda vez es más suave

Eso me dijeron dos ironmanes del Calima como Iván y Agustín hace un tiempo, que la segunda vez que intentas un IM los entrenos los asimilas con más naturalidad y que es más fácil o llevadero. Pues casi que tienen razón, lo que el año pasado me parecía una montaña ahora me parece una colina, pero sigue siendo duro evidentemente, pasar frío es una cosa que se olvida nada más calentarte, uno siempre olvida lo malo pero la costra permanece durante un tiempo. No es que mi vida deportiva sea como jugar al parchís en la playa de la foto bajo el cocotero del fondo, pero salir cinco horas en bici parece más ligero que antes. Que haga media hora más o media hora menos el 23 de mayo, es algo casi casi secundario, lo importante es llegar.

Como todos los años por estas fechas

La presión empieza a hacer crujir las válvulas de la nave. El tiempo, el trabajo, familia y la oscuridad de la noche presionan a tope, la única esperanza es que poco a poco anochece más tarde dando un respiro (es que no tengo rodillo), así que hay que ingeniárselas para sacar tiempo de las situaciones más inverosímiles. Por ejemplo, ya no recuerdo lo que es hacer la disgestión sentado en el sillón viendo la tele, ahora se impone salir con el casco mientras te comes el postre. Desayunar con la family los sábados y domingos es ciencia ficción. La tele creo que es ese aparato rectangular que está en el salón. Bueno, al menos solo quedan trece semanas y después podré dormir mientras ponen la novela tras el telediario, echando de menos estos tiempos convulsos.

Cambiar de planes es la especialidad de un triatleta

No solo tiene que ver la meteorología, también ocurre que como los triatletas solemos tener familia entonces surgen imprevistos y novedades que hacen que el planing salte por los aires. Pero para eso está la sabiduría y el arte del triatleta para hacer cuadrar las cifras semanales sin que merme mucho el volumen. Por ejemplo, a mi niño le toca partido de fútbol el sábado a media mañana, yo no me echo a llorar y simplemente cambio la transición del domingo para esta tarde, a costa de almorzar unos plátanos para que me diera tiempo y no se me hiciera de noche. La piscina de esta tarde la dejo para mañana y la kilometrada de mañana para el domingo, a costa de no entrenar con la force de frappé de los calimeros. Al final hasta me gustó el cambio, ya se sabe que no hay mal que por bien no venga, mañana me levanto a horario de humano normal, desayuno continental y a ver el partido.

Por otra parte estoy contento de que el Sr. Z nos haga de modelo de las equipaciones skinfit, le ajustan perfecto ¡Y dice que está gordo! La única vez que estuvo más gordo fue en la clínica cuando nació. Los zorros no engordan, siempre están corriendo detrás de alguna gallina o conejo.

Y del felino ¡Qué puedo decir! está depre el pobre, que si soledad, que si patatín, que si patatán ¡Si nunca ha estado mejor! hasta más guapo está que el año pasado que de tanto entrenar parecía el tío de Simba. Arrivederci amici.

Hoy tocó paliza

Hoy me lo pasé bomba, por una vez ruedo acompañado, 120 km, 75 de ellos con los calimeros y otros ciclistas de la isla.

La jornada empezó dura porque me había acostado tarde y yo normalmente me voy a la cama con la canción del hormiguero, pero la ocasión no se podía perder, el León me esperaba, y el Zorritus y otros notables, a gozar me disponía pues. Salimos de Gran Tarajal con el León a 180 W, o sea como un árbol de navidad. En Tiscamanita se unió el Zorritus que como siempre atacó en Agua de Bueyes. Si las casas de apuestas aceptaran ese evento (El ataque de Zorritus) darían 1 € por cada euro apostado menos la comisión, claro. Al antigüense se le ve fino, no así el León que en la cumbre de los Granadillos dijo que se volvía a su leonera enseñándonos uno de los dedos de la mano derecha mientras los otros cuatro estaban plegados, maleducado se ha vuelto, no quería sufrir el castigo que nos venían propinando desde Tuineje Agustín & Co. Yo me desligué del grupo en Antigua porque la basca se iba para el norte y yo tenía previsto volver a casa sin haber hecho la quebrantahuesos y con las piernas bastante bien para lo que me esperaba. Toquemos madera, no se si se habrán dado cuenta que casi quedan 100 días para el evento.

Pompa y circunstancia

Es el título de las cinco marchas que compuso Sir Edward Elgar para mayor gloria del imperio británico allá por 1901, y es que esta conocidísima obra me sonaba al oido cuando subí la foto de la izquierda, ya que los calimeros fuimos anoche a la III Gala del Deporte a disputar uno de los premios del cual fuimos finalistas, honor que nos recayó por segundo año consecutivo. No ganamos pero como miembro del club creo sinceramente que hemos llegado a gran altura y no debemos caer en la desilusión porque los otros nominados eran clubes de tronío. Todo un honor pues. Por otra parte, como los calimeros tenemos contadas ocasiones al año para reunirnos debido a que estamos todo el día entrenando o compitiendo o trabajando, entonces cada vez que nos vemos nos lo pasamos bomba al no estar saturados de convivencia como puede ser un club de seguidores del Gran Hermano. Comimos y reimos toda la noche, no madrugamos porque algunos miembros trabajaban al día siguiente y otros como yo crujimos al oir el despertador para salir en bici por la puerta a las 8:30 h ¿Qué pasó en el entrenamiento? eso, señores, es materia de mi próximo post.....

Si quieren flipar mientras leen este artículo oigan la marcha Nº 1. Au revoir

Lo único novedoso es el tiempo

Fuerteventura ya no es la misma, al menos su clima no lo es, y es que además de seguir el planing ahora además hay que mirar por la ventana a la vez que el parte del tiempo. El año pasado no me mojé ni una vez, este año he perdido la cuenta. En invierno normalmente no pega el viento, este año se alternan las calmas con huracanes. El pasado invierno fue una especie de primavera, este año me pongo ropa térmica, manguitos, dos o tres buffs y cubrepies y así y todo voy tiritando. Menos mal que el planing resiste bien, esa es la ventaja de practicar tres disciplinas distintas, ¿Qué llueve? pues a la piscina, que ahí no afecta el agua que cae. ¿Mucho viento? pues a correr, y la bici cuando se puede que es uno de cada dos días. Por ejemplo, el viernes pasado quería sacar la cabra de su corralito pero la palmera de la rotonda estaba doblada como una c. Yo me fijo en el grado de doblez que tiene dicha palmera como medidor del viento y casi nunca falla, está al descubierto en medio del barranco así que no hay equívoco. Pues la dejé (la sesión) para el sábado y tuve suerte, calma chicha, dia fetén para rodar. El domingo volvió a doblarse la palmera y yo no tenía escapatoria, quedaban por hacer 100 km en la semana 14 y o sacaba la cabra o la sacaba. Salí con el viento del oeste (rarísimo) por lo que nunca me favoreció, siempre incómodo. Pero de esto se trata, un Ironman debe estar curtido como una correa de cuero viejo. A mayor dureza mayor gloria ¿o no?. Me alegro que en Roth haya hecho un día de perros el pasado 13 de julio.