"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de absoluta oscuridad. Peligro constante. No es seguro volver con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".
(Ernest Shackleton en los periódicos británicos reclamando voluntarios para una expedición a la Antártida en 1914)

miércoles, 25 de mayo de 2011

Reflexiones tras la batalla





Van pasando los días y salen a flote ideas y sensaciones nuevas. Primero que nada uno va aprendiendo detalles, ser un poco menos panoli, algo que en si mismo no es malo. También te das cuenta que la gente no se corta para hacer trampa, antes no me importaba pero ahora constatas que los tramposos estropean todo el tinglado, claro, porque antes, digo antes refiriéndome hasta el sábado pasado, yo solo pretendía divertirme y ser finisher, y sigo en ello, pero ahora resulta que no me parece imposible ir a Hawaii, antes de que se rían les advierto que no es imposible pero es harto difícil, verdaderamente difícil, evidentemente bajar cuarenta y pico o cincuenta minutos mi mejor tiempo para tener casi segura una plaza requiere una dedicación extrema, suerte con las lesiones, suerte con el estómago y suerte de que delante no tenga tramposos que chupen rueda, tramposos que tienen avituallamientos personales escondidos en todas partes de la carrera, tramposos que tienen su entrenador a su lado toda la carrera a pie y seguramente en la de bici. Lo de chupar rueda es lo más bestia de todo, prueben a ir a rueda con el vientito en contra hacia Famara por ejemplo, vas a toda hostia y sin dar pedal. Solo pensar que es posible ir a Hawaii ya es emocionante, en serio, solamente pensarlo es la repera. Soñar es lo mejor que tenemos en nuestra vida, es lo que nos impulsa a luchar contra lo que sea y como sea. Ya veremos.
Estuve el domingo siguiente al Ironman en La Santa y fui un espectador atónito del reparto de las plazas para ir a Kona, vi como la gente lloraba mientras se abrazaba con fuerza a sus familiares y amigos y parecía que habían sobrevivido a un accidente aéreo cuando Kenneth pronunciaba su nombre. Esas gradas parecían el olimpo y los nominados eran Apolo, Mercurio, Minerva y todos los hijos de Zeus allí reunidos para celebrar las navidades. El sábado juraba que no lo haría el año próximo, todos los años digo lo mismo.

domingo, 22 de mayo de 2011

Un día In crescendo


Todo comenzó algo torcido, adecuado para eliminar la acumulación de mala suerte, como si fuese un alud de nieve tras una copiosa nevada, ya saben que los guardabosques tiran cartuchos de dinamita a las cumbres nevadas para evitar aludes peligrosos, pues yo decidí romper un tornillo de la tija del sillín y clavarme tres púas de erizo en la mano para evitar que me pasara algo el día siguiente...y funcionó.

Ya desde que nos fuimos a la arena a eso de las seis y media de la mañana se notaba el ambiente cargado de tensión, para empezar la gente quería a toda costa ponerse delante, así que había overbooking tras el arco verde, había silbidos, palmas y gritos de emoción, todo desembocó en otro bocinazo, y la mente concentrada en ese primer paso del día, y luego un ligero trote y a mojarse y a empezar a bracear y...empezar a cobrar. La batalla de la primera boya fue digna de Leónidas y sus 300 guerreros, los primeros cien metros no pude nadar y me empecé a impacientar porque yo quería nadar y no dar sopapos. Me dieron dos veces en la cara y en una tuve que recolocarme las gafas porque se me inundaron, me enganché con uno como si fuésemos cosacos bailando aunque no llegó a más, no fue así en el caso de Teo que me contó que uno le mordió en el tobillo y le dejó marcadas las paletas como si fuese una res. Pasada la primera boya supuse que todo se normalizaría pero era una simple apariencia porque siempre estuve encerrado entre cachalotes dispuestos a no ceder ni un palmo, con tres tios que no me dejaban pasar y dos por detrás que querían pasarme por encima. Entre batalla y batalla y algún amago de crisis de ansiedad tuve que recurrir al autocontrol para conseguir mantener el ritmo, algo que se empezó a producir como a mitad de la primera vuelta, a partir de allí sentí que la adrenalina vertida en mi sangre había tensionado los músculos y tardé un rato en relajarme y pensar en nadar. Primera vuelta: 29' 52”, no daba crédito a lo que veían mis ojos, tres minutos mejor que el año pasado, eso me relajó y me hizo alcanzar la hora y un minuto, tiempo estratosférico para mi. Mi moral estaba por las nubes, la transición sin sobresaltos me llevó en un plis plas a la bici con ritmo contenido y yendo a más, sentía que no estaba al 100% pero no iba mal del todo, los kilómetros pasaban rápido (cosas de la experiencia) y me topé con la cabeza de carrera bajando para el golfo (mejor que en el 2010) no había visto a ningún majorero todavía pero suponía que no estarían lejos. En Timanfaya caían gotitas y hacía fresquito además de todo el cielo cubierto, nada mal comparado con calor y sol justiciero. Ritmo de crucero hasta la subida a Teguise en que tuve mi primera minicrisis, perdí la concentración y me pasaron algunos ciclistas, nada grave por el momento, me recuperé y pasé bien la subida a Los Valles, donde me encontré con José Tavio que parecía fundido, la subidita de los aerogeneradores fue dura con el viento en contra pero nada imposible de superar, bajada con cuidado a Haría y vuelta a subir al mirador del Rio. El llano desde Arrieta hasta Tahiche era un horno, como siempre, y la última parte de la bici ya me estaba aburriendo, tenía ganas de correr y acabar. La jugada tonta de la semana fue que me cai de la bici justo en la línea de desmonte en el arco de meta, la speaker me dio ánimos y yo a lo mio como si no hubiese pasado nada. Comencé la carrera a tren sin muchos excesos y lo mantuve gran parte de la carrera, es más creo que corrí bastante bien porque ni en los espeluznantes 20 a 25 km tuve ningún bajonazo terrible, es decir, valió la pena entrenar tanta carrera a pie o bien tuve suerte y comí y bebí bien, por cierto, no podía comer porque mi boca no segregaba saliva y sobreviví a base de geles y energy drink. La última vuelta me emparejé con un colega que iba a mi ritmo y lo tomé como liebre improvisada, corrí de forma alegre y desde la subida de la heladería hasta meta corrí como si fuese una serie donde adelanté a un puñado de corredores, estaba exultante por esos 11:08, mi mejor marca en un Ironman. En lo que respecta a los calimeros, vi a Jorge (o lo que quedaba de él porque parecía un cristo) con una ventaja brutal, a Iván B. le llevaría unos diez minutos y poco más a Marcos y Teo que se estaba saliendo y al final fue finisher, algo que no olvidará en su vida. Marcos consiguió un tiempo alucinante y todos los habitantes de la habitación 214 fuimos felices esa noche del día 21.

viernes, 13 de mayo de 2011

Una semanita


En mi hoja .xls aparece un imponente -1, a unas horas de la especialísima semana 0. Para un triatleta de larga distancia, la semana previa al ironman (la 0, y no es una cerveza sin alcohol) es como la semana santa para un ferviente católico, o como una de las semanas del ramadán para un musulmán, todo son preparativos, meditación, celebración, gozo y estado de semitrance. Todos los sentidos alerta, es la hora de ver si todo lo hecho tiene respaldo en tu cuerpo, si esas arterias han aumentado su sección, si ese hematocrito ha aumentado, si esas fibras musculares se han adaptado, y el verdadero milagro: Que tu cabeza se lo crea. Este será, con un poco de suerte, mi cuarto Ironman y todavía me parece una proeza terminarlo, es por eso que me gusta, porque nunca lo tienes claro, no están todos los rincones iluminados, nada tienes seguro, ya puedes ir como una moto que puedes petar en un minuto. Como la vida misma. Cruzar la meta de algo que no tienes nada claro es lo máximo, te crees el rey del mambo.

lunes, 9 de mayo de 2011

Planeta Kalima (Capítulo II: El Volcano es un volcán de pasiones)


Abría el botito de barniz transparente para uñas L'Oreal con cuidado y cogía la brochita como si fuese la palanquita del desviador trasero, brochita arriba y brochita abajo. Soplaba y esperaba que se secara. Mojaba la brochita otra vez y vuelta a empezar, “Tengo que estar guapo, porque correr, correr, no se si corro pero guapo lo estaré más que Bertín Osborne” eso es lo que pensaba el jóven Kándido Limoneros justo antes de que sonara el tema de Titanic en su iPhone 4, era el aviso del presi para que bajase a la calle porque los mecánicos del club ya habían metido todas las bicis personalizadas y tuneadas en el camión propiedad del club. La bici del jóven sub23 tenía escudos del Tenerife por todas partes, forofo total, era socio y no se perdía un partido en el Heliodoro si no tenía competición. Ya en la calle estaban todos los kalimeros dentro de la guagua del club, era blanca con letras azules y tenía aire acondicionado y minibar, en la parte trasera tenía un spa y sauna para descongestionar la musculatura de esas superestrellas del triatlón Kalima, ahí estaban todos ellos, picándole el ojo al recién llegado, todo vestidos con el traje del club, de seda azul royal diseñado por Armani en edición limitada. La guagua arrancó y no tardó más de diez minutos en llevarlos a pie de pista del helicóptero que los llevaría hasta La Santa. Iban en helicóptero porque el ferry además de oler a gasoil era un coñazo porque todos los aficionados querían sacarse fotos con los miembros del club y era una auténtica pejiguera, como aquella vez que Venearo -el líder del ranking- huyendo de una aficionada histérica al verle tropezó con una silla y se hizo un rasponcito en la rodilla que lo tuvo inactivo tres semanas, ese era el precio que había que pagar por ser famoso, también tenía que soportar a los paparazzi que acampaban por fuera de su casa para saber cuál era su última conquista. Vivía un infierno.

El vuelo en helicóptero fue rápido y placentero, con azafatas en minifalda que les traían limonada y Shandys a los chicos. Aterrizó en la azotea un hotel de cinco estrellas de Costa Teguise y pasaron de la pasta party en La Santa porque el presi les dijo que hicieran dieta hipercalórica, les veía inapetentes y comían como pajaritos, les suplicaba que comiesen más. El presi se preocupaba como una madre con ellos. Todos se acostaron a dormir entre bostezos y sin soltar palabra, eran unos profesionales y no permitían que nada les distrajese. Ya por la mañana y dentro de los boxes los chicos intentaban pasar desapercibidos pero era prácticamente imposible, en una de esas Jammaer fue corriendo y se guindó del cuello de Juanp para sacarse una foto, Marino le suplicó a Halbukerke que le dedicase un autógrafo para su hija y por último Macca intentó darle un pico al joven Kándido pero sus guardaespaldas lo impidieron no sin antes arrancarle un mechón de su larga cabellera. Ya en el agua todos los participantes les abrían paso a los Kalimeros como los apóstoles hacían con Jesús, ni osaban tocarles. Sonó el disparo del juez y empezó el espectáculo de nuestros protagonistas, Vene nadando estilo mariposa a ritmo de 59” los cien apenas podía seguir el ritmo del jóven Kándido, iba tan rápido que el espumerío por detrás era como el del jet-foil. Tras ellos estaba Halbukerke al que le costaba ir a minuto por hectómetro, más atrás el resto de kalimeros destacados y cerrando el grupo estaban Mathew y el presi, que nadaban estilo perrito, como siempre a estos dos les tocaba remontar. Una vez más nuestro jóven sub23 salió del agua el primero e hizo una transición en catorce segundos, la suya fue la primera bici en salir de los boxes hasta un buen rato después. Subiendo a Soo ya se notaba la falta de fuelle del líder de la carrera e iba quedándose lastimosamente, ese era el momento de aprovechar las debilidades de nuestro héroe y pasar al ataque junto a Halbukerke que venía como un avión, tras ellos estaba el pureta Kéo (no es un pedal) uno de los PBB que entrenaba sin parar y jamás se iba de marcha, tenía que entrenar horas y horas para simplemente acabar las carreras. Casi todos los kalimeros estaban cerca unos de otros, no obstante se ignoraban y no les importaba que otro miembro del club les adelantase, al contrario, frenaban para que el compañero tuviera un paso franco. El presi estaba mientras tanto llorando solo allá atrás, pensando que llegaría fuera de control. En la T2 Vene estaba ya a la cabeza de carrera tras una escaramuza con el Zorritus, que cumplía su carrera número 12402 consecutiva sin perderse ni una sola en todas sus temporadas en el club. La carrera a pie fue la apoteosis, Halbukerke remontaba posiciones a ritmo de Gebreselassie pero no pudo con Vene que para algo era el líder. Todos fueron llegando a meta, tomaban Coca Cola y comían plátanos, acabó el telediario y llegó Jorge Abajos hecho una piltrafa y lo que todos temían, el presi fue conminado a dejar de correr por cerrar el control faltando ocho kilómetros para meta no sin antes montar un pollo e insultar a todos los jueces, una pena esa la de no saber perder.

domingo, 8 de mayo de 2011

Volcano 2011: mejor aún


El Volcano no falla, siempre te lo pasas en grande, desde que te subes al ferry hasta que te comes el helado en Corralejo y este año fue mejor si cabe, pero empecemos cronológicamente que luego me hago un lio con los flashbacks. Nos plantamos los calimeros en el muelle con tiempo de sobra, algo digno de mencionar porque otros años llegábamos cuando el barco subía la rampa, tras repartir las plazas en los furgones y recorrer parte del recorrido de la bici del Ironman (ya solo pienso en eso) nos pusimos a darle duro a la lasaña en la pasta party y al helado de fresa y chocolate. Daba gusto vernos comiendo, ocupábamos el fondo entero del local, parecía una boda de alguno de los chicos. Como este año los calimeros se repartieron en tres sedes no podía abarcar todo el espectáculo, ya se sabe, no se puede estar en misa y repicando, pero me gocé las aventuras de los PBB y la respiración profunda de Pacote, el chico parece que tiene un fuelle de siderúrgica en vez de pulmones. Esta vez eché de menos mi cama y dormí a intervalos, como si estuviese haciendo series de sueño, o sea, sueño-descanso-sueño-descanso. Por la mañana temprano nos atravesamos la isla y en menos de nada tenía el neopreno encima. El ambientazo era el de todos los años, cuatrocientos triatletas, marea baja, peligro de encallamiento en la charca, todo fetén. También, como todos los años Kenneth le dio por decir no se qué con ese megafonito y que no se le entiende nada, lo que quedaba claro es que los jueces estaban mosqueados porque la gente estaba unos palmos delante de ¿La línea de salida? a saber donde estaba, la cuestión es que nadie retrocedía, todos se miraban y nadie movía un dedo, y la casa sin barrer, al final se ve que los jueces tenían bastante con todo y dieron la largada y todos a nadar como se debe, con mamporros y patadas voladoras. Yo estaba en el epicentro del seísmo y me tocó dar y recibir a tutiplén pero parar de nadar ni hablar, este año serían otros los que pararían a resollar. Nadaba rápido para lo que suelo y la fatiga no aparecía, estaba contento, de vez en cuando cobraba pero no me distraje, lo único que me preocupaba es dónde estaría Raúl porque siempre nadamos juntos y esta vez estaba missing, terminó el baño y la cuestita con la alfombra roja que pone el corazón a todo gas, cogí la cabra, que era la última de la fila (fácil de ver) y a subir para Soo. Buen ritmo, nada de crisis chungas, la bajada hacia Famara con fuerza y la subida a Teguise contento, a todas estas ¿Dónde estaban los calimeros? o nadé mal o muy bien porque no vi a ningun mono blanquiazul hasta que ¡Sorpresa! me veo de frente a Iván que me llevaría una cantidad de minutos indecente para ser un olímpico. Borré ideas negativas de la cabeza y saqué la libreta para hacer inventario de bajas: Jorge, Mateo, Rayco....¿Nadie más? Flipa, detrás estaban la crême de los calimeros: Sito, Raúl, etc. Cogí a Rayco que se veía tocado y cuando noto en el cogote el aliento PBB: ¡Teo y Pacote juntos!¡Horror! Me piqué y no dejé que me pasaran, Teo se quedó en la bajada y a Pacote lo cogí bajándonos de la bici. Fue ponerme las zapatillas y ser consciente de que o corría o me devoraban, así que a correr piececitos, puse todo lo que pude para tener un tren constante y dejar algo para el final, nunca se sabe. Antes del primer giro los de cabeza los notaba ligeramente más cerca menos Jorge que iba rápido. El aliento de Pacote lo sentía en la nuca y faltando 2500 zancadas me dije que era hora de ver el resultado de los entrenos, cogí a Mateo y Pacote no me cogió, misión cumplida. Corrí a 4:00 min/km, una proeza para mi en los 10 km. Me saqué la espina del Challenge cuando faltan 13 días para la gran cita. Lo que vino después fue mejor todavía, macarrones Candido's style y guateque en la laguna. Fin de semana redondo.

viernes, 6 de mayo de 2011

Planeta Kalima (Capítulo I)


Eran las 10 de la mañana de un jueves cualquiera e Iván R. echaba de menos el cortado que le metía algo de cafeína en las venas, como no recibía mensaje alguno de ningún calimero cruzó la calle que le separaba del Bar Central y pidió un leche y leche largo para llevar, diligentemente se lo sirvieron en un vaso de poliuretano expandido y volvió a su atalaya a mirar en el ordenador el stock de frenadoles, se sentó tranquilamente y sin darse cuenta tropezó con el cajón marcado con V con tan mala suerte que se le cayeron tres pastillitas de valium dentro del sabroso brebaje, concentrado como estaba con las cifras de la pantalla no notó el nuevo saborcito y terminó de tres sorbos con el contenido del vaso, no tardó en sentir la llamada de morfeo y se fue al local vecino a echar una cabezadita entre los posters y la cervélo. Cerró los ojos y los abrió en otro lugar y tiempo, todo le era familiar pero con ligeras diferencias, en realidad era un universo paralelo en que lo que aquí es arriba allí es abajo, vamos, todo al revés. Se sentía bien y estaba sobre su bici a la cabeza del pelotón de Kalimeros, el equipo de triatlón más plagado de superestrellas de la isla de Flojaventura, a su lado estaba un portento del triatlón, Venearo, el líder del ranking, era líder porque vivía en cuerpo y alma para el triatlón, más de una vez Iván le había dicho que aflojara un punto, que desconectara y se distrajese con otras cosas, que no todo en la vida era el triatlón. Vene no le hacía caso y entrenaba día y noche. Así era el chico, no había nada que hacer para cambiarlo. Tras él y rodando dificultosamente estaba Markos con su pelo rizado negro azabache y su cuerpo menudo, se cruzaron las miradas y Markos le preguntó ¿Cuándo nos ingresas la pasta? Se refería a la remesa de los patrocinadores del mes, que según había dicho en la asamblea semanal del club tocaba a 10.000 euros por cabeza, claro, los patrocinadores se peleaban por lucir su logo en el maillot kalimero y eso hacía subir la cotización, Iván estaba preocupado porque había rechazado una oferta de Bwin y otra de Coca Cola, nunca le gustaba decir que no. Lo siguiente que le preguntó Markos fue ¿Quién es ese?, señalando para un chaval que por la pinta tenía que ser del grupo de edad sub23, promesa del club según tenía pensado el presi, “Se llama Kándido Limoneros, era nadador y residente en Tenerife, en todas las carreras sale del agua primero y luego se desfonda en la bici” le contestó al menudo Markos, “Pues a mi me parece que pierde aceite” dejó escapar mientras miraba la melena sobre los hombros del joven Kándido Limoneros. Más atrás estaba Raúl que estaba fijo a rueda y no quería acelerar el ritmo, en un momento dado Markos le preguntó ¿Y Agustín? Se dio media vuelta pa' casa, contestó Raúl, ¡Pero si solo llevamos 5 km! Ya, pero le parecía mucho, me dijo que esta semana nadó un total de media hora, corrió otra media y ya estaba harto de entrenar, Raúl meneaba la cabeza como signo de desaprobación mientras pensaba que el chaval debía entrenar más, coger el ejemplo de Vene vaya. La cola del pelotón la cerraba Zito, lo cerraba porque pesaba más de 100 kilos y según él estaba fijo entrenando sin parar ¡Todos le creían sin la menor duda!. Casi sin darse cuenta se cruzaron de frente con otro miembro insigne del club que no paraba de entrenar, era Paul alias “Nike” porque estaba vestido de arriba a bajo con la marca del swoosh. ¿Has visto a Juanma? Preguntó Paul ¿Cuál? ¡El que trabaja sobre la moto! - Ahhhh – pues no, le gritaron, debe estar multando a los que van a menos de 120 en la carretera de Tesjuate. Todos asintieron con la cabeza y pensaron que si Juanma no aparecía habría buen tiempo.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Volcano a la vista


Mis piernas aun no entienden el castigo que les infringí el sábado pasado y ahora las estoy intentando convencer para darnos una paliza el domingo junto a los calimeros, esto ya lo tenía previsto pero el mes de mayo del 2011 viene cargado de matraca, todo sea por el club y por no ceder un milímetro con esos calimeros que están al acecho de cualquier desfallecimiento. Otro Volcano más, y serán seis, uno de mis favoritos tal vez porque lo considero mi primer amor triatlético. Bien organizado, recorrido espectacular (Es el mini Ironman) ambientazo rayando el frikismo y tanta participación que la laguna se queda pequeña y algunos en vez de nadar tienen que correr por la orilla. Por lo pronto me han dicho que este año es una sola vuelta en bici de ida y vuelta a Teguise por lo que tiene más parecido aun con su hermano mayor del 21 de mayo. Ya tengo mariposas en el estómago solo de pensarlo, pero lo mejor es troncharse de risa con los calimeros entre el sábado y el domingo. Nos vemos el sábado para sufrir un rato.