"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de absoluta oscuridad. Peligro constante. No es seguro volver con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".
(Ernest Shackleton en los periódicos británicos reclamando voluntarios para una expedición a la Antártida en 1914)

viernes, 21 de octubre de 2011

210



Cuando en el countdown counter de los días hasta Lanzarote 2012 de aquí al lado marque esta cifra empezaré una nueva temporada. Podría ser menos o más que eso, no creo que si empezase un poco antes o después cambiase mucho la historia, pero esas treinta semanas ya se han convertido en costumbre, empezar suave suave, ir subiendo el volumen, luego intensidad y finalmente volumen antes del tapering es a grandes rasgos el esquema general. De infinidad de factores depende que mejore, empeore o iguale el pasado. Como dijo el Príncipe de Salina en la novela de Lampedusa "Il Gattopardo": "Si queremos que todo permanezca como está, debemos cambiarlo todo", el original es mucho más bonito "Se vogliamo che tutto rimanga come é, bisogna che tutto cambi". Pues a entrenar se ha dicho, que ya tengo ganas.

domingo, 16 de octubre de 2011

Play it again Sam





Ya van cinco finales de temporada cerradas con una Travesía de Lobos-Corralejo. Pocos mejores finales se me ocurren, tal vez el que hicieron Rick y el capitán Renault en la pista de aterrizaje de Casablanca presintiendo que comenzaba una gran amistad entre ellos, pero como de triatlón se trata este blog diré que acabar de esta manera es un lujo. En esta prueba magníficamente organizada por el CD Herbania nos tiramos al agua casi doscientas personas no sin antes esperar al barco El Majorero en el muelle, como debe ser, una vez en faena nos botaron en la punta del Saldero y no en la del Marrajo, algo que se repite por tercera vez, que recuerde. Tal vez la organización quiera suavizar la prueba un pelo, de ahí los 51 minutazos y pico que me rasqué, flipa, a ese ritmo en el IM bajo de la hora seguro. Pues nos tiramos al agua, calenté el traje por dentro a conciencia con algo de urea, y con menos peso. Dicen que sonó el disparo porque empecé a nadar al ver que los demás lo hacían. Ni Kenny lo hubiese hecho mejor, todavía los organizadores no se han enterado que esos megáfonos comprados en el chino no se notan ni se oyen, son un fraude de trasto. Pues a nadar que no quería quedarme atrás. A ritmo de crucero pues. Hay que recordar que los que me rodeaban eran nadadores y que no había que cebarse al igual que en las carreras con atletas. Si no regulas estás muerto, sayonara como diría Terminator. Este año no me dio tiempo a ver el fondo arenoso del canal, estaba más pendiente de mis acompañantes que iban de lado a lado de "la calle" que nos formaban las piraguas, yo los veía atónito porque calculo que hicieron un quinto más del recorrido. Yo pensaba que iba recto, claro. Como siempre al llegar a la escollera del puerto estaban el mayor oleaje y las ganas de esprintar pero como la experiencia es un grado, yo sabía que quedaba un cacho. Llegó la zona calentita y turbia del puerto y una piragüista me dijo que pa' llá. Efectivamente había derivado hacia el Waikiki y tuve que rectificar el rumbo, con lo que eso duele a esas alturas, y con ganas de acabar. Al tocar tierra vi salir del agua a Jorge Arribas seis segundos delante de mi y yo rezando haber salido delante de Antoñín para ganar el clásico del IES Gran Tarajal. Le saqué medio minuto, margen que me garantizan un año de poder vacilar en la sala de profesores. Así es esto.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Los clásicos no mueren



Dejando un poco la ficción aparte, hasta que se me ocurra un castigo ejemplar para Vene y Kándido por perder miserablemente el IM de Hawaii, como todos los años por estas fechas a punto de agotar las líneas de la hoja de cálculo, solo se puede decir ¡Qué desperdicio! Me refiero a estos días maravillosos de temperatura suave, viento contenido o nulo y tiempo de sobra para entrenar porque aún no han cambiado la hora al plan invernal. Si es esto del triatlón es que nunca cuadra, cuando estás disponible no puedes y cuando puedes no estás disponible. Esto me recuerda un dueto del Falstaff de Verdi en el que el gordo vividor le dice a Ford "El amor, el amor, que no da tregua hasta que la vida acaba, es como una sombra que si lo persigues huye y si huyes te persigue" y para rematar su rival le dice "Y esta canción la he aprendido a precio de oro, este es el destino fatal del mísero amante". Por favor, sustituyan amor por triatlón y amante por triatleta que no pretendo deprimirles, porque Falstaff es una comedia, y de las mejores. La versión de la foto es una joya única con mi barítono favorito, Renato Bruson, el Macca de los barítonos. Nos vemos el domingo en Corralejo y pásenselo bien.

domingo, 9 de octubre de 2011

Planeta Kalima (Capítulo XI: El día D)



¿Cómo podía pasarme esto a mi? ¡Es injusto! Estas eran las frases que se le pasaban por la cabeza a Kándido y a Vene, al unísono. Estaban los dos calimeros dentro de la tienda de los masajes, lejos del ruido del speaker en la llegada y de los flashes que bombardeban a Crowie, otro año más, nuestros héroes tendrían que explicar muchas cosas, pero antes vayamos al principio, al amanecer de ese día.

La salida desde el agua no le gustaba a los calimeros, acostumbrados a salir corriendo por la arena como si de las 24 horas de Le Mans se tratase, Vene ya estaba enfriándose en el agua. A su lado estaba el presi al que milagrosamente le habían dejado participar en la prueba al mostrar arrepentimiento de su última fechoría, meterle el dedo en el ojo a un juez por sacarle tarjeta amarilla al dejar el casco antes que la bici en la T2 de El Médano. Se ve que Mourinho crea escuela. Kándido estaba justo delante al lado de Andy Potts. Los mejores nadadores al frente, como siempre. Sonó la bocina y todos a nadar, Kándido parecía una tabla de Kitesurf deslizándose a minuto el hectómetro y Vene con su espectacular estilo mariposa soltaba tanta espuma que hacerle drafting estaba chupado, la televisión no paraba de enfocarle. Iván perdía posiciones a marchas forzadas como es habitual en él en el agua. El grupo se estiraba y Potts tomaba la delantera saliendo del agua unos instantes por delante de Kándido y a unos segundos detrás estaban Vene y el resto de favoritos. JuanP y el zorritus estaban luchando por liderar sus grupos de edad, de los que eran favoritos en Bwin por 10 a 1. En la bici Lieto se adelantó bastante al conocer el terreno y haber entrenado por el norte de California todo el año (No sé que tiene de especial ese estado pero así es). A mitad de carrera las posiciones eran (sacadas de Ironmanlive):


04:19:14 25 Lieto, Chris 39 Danville CA USA
04:19:58 00:00:45 19 McKenzie, Luke 30 Bend OR USA
04:20:00 00:00:47 6 Vanhoenacker, Marino 35 Jabbeke W.V BEL
04:20:01 00:00:48 99 Limoneros, Kándido Tetir FUE ESP

04:20:02 00:00:49 1 Alexander, Craig 38 Boulder CO USA

04:20:05 00:00:52 101 Hernández, Venearo Fabelo FUE ESP



Nada más llegar a la T2, Nuestros chicos empezaron a adelantar posiciones junto a Crowie que volaba, pero nuestros chicos le iban comiendo la moral relevándose en cabeza. El aussie sabía que no tenía nada que hacer con los dos calimeros. En condiciones normales el zorritus tendría que estar allí con ellos pero había pinchado junto a una hamburguesería Big Kahuna y se quedó a pedir un menú Alii Kailua con salsa barbacoa incluida. JuanP estaba en el liderato de su grupo de edad pero no estaba, evidentemente, con los pros. En una de las vueltas vieron como Julie Dibens que lideraba a las chicas estaba caminando, le chocaron la mano para animarla pero iba fundida. Crissie se la comería con papas. La subidita de la Palani Hill era dura pero nuestros chicos la subían a 3:45. En los últimos cinco kilómetros habían dejado atrás a Crowie que no podía con los caballos majoreros y nuestros héroes se miraron a falta de quinientos metros, decidieron entrar juntos para sacarse la foto que decoraría la sede del club. Kándido frenó un poco y dijo: tú primero compañero. No tú, le respondió Vene, Que te he dicho que tu primero. En esas disputas estaban a falta de unos míseros diez metros, sacándose fotos con los niños cuando a su lado pasa Crowie entrando en meta y levantando la cinta de winner. La generosidad de nuestros deportistas no tiene límite, pero lo que hicieron tiene otro nombre, el presi se los comería cuando se enterase.

viernes, 7 de octubre de 2011

Planeta Kalima (Capítulo X: Los albores de la batalla)









Nuestros calimeros deben estar durmiendo a la hora en que estas líneas salen a la red, acaban de empacharse de lasaña, tortellini y helado sabor Málaga y menta que son los únicos sabores que quedaban en las bandejas, los típicos sabores que quedan tras el arrase de fresa y chocolate. Deben estar durmiendo como lirones porque como Hawaii está en medio del Pacífico debe haber al menos once horas de diferencia con nosotros, así que allí es noche cerrada a esta hora. Si retrocedemos un poco deberíamos saber que nuestros adorables calimeros se buscaron un sitio agradable y sin estrecheces para alojarse, se trata del King Kamehameha's Kona Beach Hotel, en primera línea de playa y cerca de todo, el equivalente a Los Fariones para Puerto del Carmen, pensaban que estarían alejados de todo pero lo mismo pensaron Los Raelert, Timo, Marino, Rasmus y Craig Alexander. De hecho estaban nuestros chicos arrastrando las maletas con las bicis cuando en la recepción estaban sus competidores charlando distendidamente y pegados al mostrador, Cuando aparecieron los calimeros ellos callaron inmediatamente, se notaba que la presencia de los calimeros causaba respeto. Todos giraron su cabeza hacia nuestros hercúleos ases y fue cuando Marino y Rasmus, que eran casi de la familia fueron a su encuentro a abrazarlos. Los demás se quedaron de pie y levantaron las cejas mientras levantaban la mano educadamente. No había tanta confianza y el pique es el pique. Pura guerra sicológica. Vene miró a los Raelert y no quitó la profunda mirada hasta que ellos la desviaron, había fuego en los ojos del canarión. Kándido miró a Timo y sostuvo la mirada hasta que le picó el ojo, había otro tipo de fuego en su mirada. JuanP como es un buenazo les hizo un ademán cómplice y el presi como es un relaciones públicas nato se fue hacia el grupo de estrellas no majoreras y les gritó un ¿Qué passssó? Chacho Craig, te veo fino, joder, y tu Andreas te veo muy bien…..tras unos segundos de risas tensas el presi les despidió con una palmada en el hombro. La guerra había empezado. Nada más girar la cabeza se encontró con la inconfundible estampa del Macca. No tenía tanta confianza con el aussie y se ignoraron mutuamente, el peor de los castigos para un triatleta. Sin embargo si le estampó dos besos a Crissie y a Bella que pasaban por allí, le preguntaron por Ivan jr., estuvo un buen rato contándoles que sube 200 gramos por semana y que ya le tenía hecha la prematrícula en la Universidad de Duke, porque eso del triatlón estaba mal pagado exceptuando a figuras como Macca y Venearo.

Cogieron el coche para la pasta party y la charla técnica donde estaba José Luis contando que si patatín que si patatán, que si drafting no, que si tarjeta negra, etc. Entraron temprano algo tarde a la pasta party por culpa de la cantidad de autógrafos que tenían que firmar, todos querían sacarse fotos con nuestris chicos, con Vene por ser el líder del ranking, con Kándido por ser una promesa en ciernes, algo así como un Messi sin despuntar aún, con el zorritus porque era un zorro y eso causa admiración entre la gente normal, con JuanP por haber ganado el Challenge Wanaka tres veces seguidas y con el presi porque era el único capaz de saber llevar a esas estrellas, el Dream Team del triatlón, ya les llamaban el Iván Team (en comparación con el Pep Team). Elegir la mesa fue complicado porque estaban petadas y no siempre es fácil encontrar amigos para los ganadores compulsivos. La soledad del líder le llaman a eso.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Planeta Kalima (Capítulo IX: Paris era una fiesta)


Nada que ver. Eso es lo primero que le pasó por la cabeza al presi mientras bajaba la escalerilla del avión que les puso en las antípodas de nuestras islas. Nada que ver con los mega-aeropuertos últimamente visitados por nuestros héroes en su periplo americano, casi que el aeródromo majorero era más espléndido. Pero estaban en Kona y eso mola mogollón, sobre todo para fardar con los calimeros y restregarles por la cara que estuvieron en la isla grande de las Hawaii. Ya se sabe, la mitad del placer de los viajes está en contarlo a la llegada. Estaban en la pista subiéndose a la guagua cuando el iPhone con funda Hello Kitty del farmacéutico vibró y sonó con la melodía del día: “Si una vez dije que te amaba, hoy me arrepiento…” de Selena, canción que le cautivó en su juventud verbenera. Era Raúl Sánchez (el realejero) según mostraba en la pantalla táctil el aparatejo diseñado por Steve Jobs y sus empleados de Cupertino, California. Como estaba prohibido coger el móvil hasta llegar a la terminal, como bien advierten en los Binter al llegar a cualquier isla canaria, no lo cogió porque temía al eficiente estado policial que pisaba. Al otro lado del planeta estaba el calimero del Valle de la Orotava que simplemente pretendía saludarles y recordarles que mientras ellos estaban en el Pacífico, él y otros chicos se batirían el cobre en el Ocean Lava en Lanzarote el próximo sábado, de paso quería preguntarle si le quedaban monos nuevos porque el de él estaba más gastado que el de Juan (el espía chino) que ya era difícil. Nada más colgar, Raúl se preguntaba si valían la pena todo el sufrimiento que acarrea esto del triatlón. La pregunta que se hizo tiene su porqué, para empezar, como casi todos los calimeros (y por extensión toda la humanidad) tienen una doble vida o como mínimo algo que esconder. Ya lo dice el Dr. House, todo el mundo miente. De entrada nuestro Raúl no se llama así, su verdadero nombre es Raúl S. Street. Nació en la isla de Manhattan y es hijo del dueño del Carnegie Hall, nada más y nada menos que el teatro con más glamour e historia de Nueva York. Como se podrán imaginar a nuestro Raúl no le faltó de nada en su niñez, vivía en uno de los exclusivos pisazos del edificio Dakota colindantes con el Central Park, estudió en el I.E.S. Manhattan y fue en sus pasillos donde conoció a su primer amor, Paris Hilton. La chica era obesa de adolescente, tenía granos y estaba a años luz de la criatura en la que se ha convertido. Sobre todo, no vestía siempre de rosa. Pero Raúl la quería de verdad verdadera. Se fugaban de física y química para darse cariñitos en las zonas poco transitadas y se juraron amor eterno, pero como siempre algo absurdo rompe lo más valioso. La tragedia nació cuando apareció en la clase un chaval que luego daría que hablar, se trataba de Tom Cruise que se fijó en la rolliza millonaria nada más cruzar la puerta del aula. Para hacernos una idea del impacto que causó entre las chicas del centro, pensemos que acababa de estrenarse Risky Business, y estaba fraguándose Top Gun. El no va más de las quinceañeras (y de las más talluditas). Tras dos clases y un recreo desde la llegada del galán, Paris le dijo a Raúl la frase universal, temible como una enfermedad incurable: ”Necesito mi propio espacio”, y por supuesto, ese espacio se llamaba Tom. Tras oir el crujido de su corazón, Raúl cogió las maletas y se subió al primer avión que salía del aeropuerto JFK. Iba para Tenerife. Lo demás es historia.