"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de absoluta oscuridad. Peligro constante. No es seguro volver con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".
(Ernest Shackleton en los periódicos británicos reclamando voluntarios para una expedición a la Antártida en 1914)

domingo, 20 de mayo de 2012

Pop life

Lo primero que ves cuando sales a la calle en Puerto del Carmen el día de un Ironman son los centenares de personas que caminan en medio de la penumbra hacia los boxes con bolsas blancas que ponen "warm up" en una mano y un inflador en la otra. En completo silencio, parecían zombis. Menos mal que dormí aceptablemente en la víspera, deben ser las tablas porque un buen porcentaje de los participantes no habrán pegado ojo, solo había que verles la cara de pasmo. El tiempo voló desde que llegué a mi bici en los boxes y como era la primera vez que llevaba el GPS en la muñeca en una prueba sabía la hora sin preguntar a nadie. El día pintaba condiciones inmejorables y así fue, poco viento y poco calor, perfecto. El tiempo se me fue y solo me dio tiempo de bajar a la playa y mojarme, nada de calentar, este detalle no me gustaba pero no era importante porque ya tendría tiempo de calentar. Me coloqué por el exterior porque no quería muchos golpes, pero nada es gratis, si en la salida quieres nadar tranquilo el precio son algunos minutos a añadir al crono porque hay que abrirse en las corcheras. Hiperventilando sonó la bocina, pulsé el start del reloj y tardé 1:15 en tocar el agua, fue la salida más limpia de todas mis participaciones en esta carrera y también la más lenta porque había casi 30 metros entre la primera boya y yo al llegar al giro, y ya saben la fórmula de que el perímetro de una circunferencia es proporcional a la distancia a la boya, o sea, nadan más los de afuera que los de adentro. Iba tranquilo y la primera vuelta se me fue volando, vuelta que fue de 100 metros más que el año pasado y que descontado ese exceso la hice dos minutos más lenta, al final de la segunda vuelta tenía 8 minutos más que el año pasado a esas alturas. Mal rollo, se torcía un poco el bajar de las once horas. A la carpa y una amable voluntaria a ponerme crema solar en todas partes, casi plastones de isdin15 en las extremidades y a subirme en mi cabra, seguía con calma, casi demasiado y al empezar a rodar como siempre se formó un macropelotón interminable hasta Uga, bendigo la paciencia de los conductores de Lanzarote que con resignación eran retenidos en los cruces por los guardias. Los jueces estaban obligados a hacer la vista gorda ante tanto chuparruedismo o de otra forma habrían descalificado a quinentos. Me encontré con Pacote y vacilamos un rato, la bajada a Los Hervideros fue fulgurante y se estiró el pelotón. Vi al primero de frente y ya me llevaba la tira de ventaja. Nada de cansancio y a 33 de media, como unas castañuelas estaba recobrando el buen humor aunque por experiencia eso sube y baja como la bolsa (úlimamente baja más que sube). Este año vi por primera vez como le sacaba un juez una tarjeta negra a un participante, iba un grupo delante de mi y el descaro era tan grande que si no llega a sacarla denuncio al juez. Tenía que llegar y llegó en la subida a Teguise, la primera minicrisis, se me fue la concentración y veia como me pasaba más gente de la que yo lograba adelantar, uno de ellos fue Juanjo que me pasó de forma inmisericorde cantando "Yo no soy una loba, no, yo no voy a quitártelo..." tras el mazazo me estabilicé en la subida a Los Valles que no se por qué siempre la subo bien, la más dura y la que más me gusta. La subida tras Haría me soltó un gancho al mentón y ya me estaba cabreando, menos mal que la bajada a Arrieta me recompuso y el llano a Tahíche lo pasé casi dignamente aunque me imaginaba que Cándido debía estar cerca, efectivamente me alcanzó subiendo y nada más verlo aceleré para no perder comba, increíblemente le saqué unos segundos preciosos, fueron los últimos cuarenta kilómetros los que hice a una media de velocidad mayor ¿Significa eso que me estaba reservando? Tal vez, tal vez me arriesgue a sacar peores resultados pero la sensación de dejar algo para el final es reconfortante. Me bajo de la bici y fue ponerme las zapatillas y la gorra y correr los primeros kilómetros con ritmo fresco, primera vez que puedo constatar mi ritmo y progresivamente pasé de los 4:30 hasta los cinco y pico en la segunda vuelta. No tuve ninguna crisis profunda en carrera a pie pero tuve muchas minicrisis porque esta vez cometí errores de principiante, dado que la bebida isotónica no la podía pasar me apliqué desenfrenadamente a la coca cola y eso me daba subidones y sus posteriores bajonazos además de que bebía demasiado por no hablar de que me estaba desionizando a toda velocidad, ya temía por los calambres si no comía algo salado pronto. A mitad de la carrera a pie bajar mi record en la prueba era una utopia así que acudí al plan B que consistía en evitar que me pasase Cándido que lo tenía a un palmo tras de mi. Teo y Juanjo estaban muy lejos, sobre todo Juanjo que parecía un etíope corriendo. Ortega corría como un niño con su juguete el día de Reyes, estaba flipando, era su primer Ironman en su tercera carrera, este chico está más loco que yo. En la última vuelta vi a Teo sentado con un pajarón, al verme le entraron ganas de correr porque a la vuelta ya no estaba allí donde le dejé. Juanma corría a ritmo constante a pesar de su rodilla y Pacote luchaba contra los elementos para salir a flote. 11:33 mi tiempo en meta, no estaba para tirar cohetes, en términos relativos es un 7,2 (10 sería el ganador) lejos del 8,5 del año pasado pero he de reconocer que si me divertí, como un loco sin atar, que es lo que realmente cuenta, las cifras son secundarias. No quiero acabar estas líneas sin agradecer enormemente a todas las personas que me han dado ánimos y que perdonan mi nivel de paranoia o frikismo que me permiten vivir este tipo de cosas.

lunes, 14 de mayo de 2012

La pequeña tradición

Como ya solo queda hacer la maleta y limpiar la bici es hora de hacer un balance del camino recorrido hasta aquí, porque ya tengo nostalgia y no he empezado todavía. Esas semanas rojas -En mi terminología, roja equivale a más de 22 horas de entrenos semanales- dejan huella como un viaje por el Ártico o por el Sáhara argelino, por los extremos. Los extremos te pueden incomodar pero si luego vas a Picadilly Circus o a Montmartre te parece que estás comiendo en un fast food, que conste que me gusta esa comida pero ver orcas en las islas Svalvard debe ser la repera.
Este año he nadado menos (casi un 12% menos) rodado menos (casi un 3%) y corrido menos (un 2%) que el año pasado, la motivación no ha sido la misma porque pegarse las kilometradas inmisericordes requiere disciplina y muchas ganas, y yo tuve algo de lo primero. Recuerdo que en vísperas de mi primer IM si en el plan de entrenos hubiese puesto 250 km de bici tres veces a la semana los hubiese hecho sin pestañear pero este año calculaba la mejor manera de aprovechar el tiempo ¿Será suficiente? Creo que si, la experiencia es un grado y más kilómetros no siempre es sinónimo de calidad aunque las kilometradas te dan confianza porque sabes que eres capaz. En unos días sabré si no ha resultado el plan.  No solo el Ironman es una pasada, también lo son todos sus accesorios, el ambiente, las caras de los novatos al tocar la fria arena el sábado a las seis y media, los ánimos de la gente, todo cuenta para hacerlo grandioso.

sábado, 12 de mayo de 2012

¿Por qué?¿Por qué?

No, no se lleven a engaño, no es una entrada para disertar sobre la personalidad de Mourinho (actual entrenador del Real Madrid, por si alguien no lo conoce) ni se trata de indagar en el origen de la crisis económica y por qué la sufren en mucha mayor medida las personas que menos se lo merecen, no, se trata de intentar explicar las posibles razones de por qué una persona humana con veintitrés parejas de cromosomas va a participar dentro de siete días en el Ironman de Lanzarote, por orden:
1º) Porque no se tiene una vida plena y hay que llenarla con lo que sea.
2º) Porque se está amargado de la vida y los días son muy largos sin tener algo que hacer.
3º) Por crisis sentimentales y a otros les da por beber.
4º) Por verle la cara de asombro/compasión a la gente que se lo cuentas.
5º) Por llenar la pared de fotos tuyas cogiendo una banda en el arco de meta que ya han cogido mil personas antes que tu.
6º) Porque no se tiene dinero para hacer otras actividades.
7º) Porque se es muy malo jugando al fútbol.
8º) Porque uno es masoca y esto de sufrir termina por gustarte, como lo de tomar tónica o bitter.
9º) Por subir en el ranking majorero ya que pocos lo corren.
10º) Para...pues....no se.
Este decálogo admite adendas y sugerencias.

sábado, 5 de mayo de 2012

Planeta Kalima (Capítulo XVII: El miedo deja huella)

Bueno chicos, están aquí seleccionados por los servicios sociales del ayuntamiento para instruirles acerca de la vida en la cárcel, la cruda realidad chavales, para eso hemos traido a dos reclusos del Salto del Negro. Así empezaba la lección que daba un policía a tres adolescentes que tenían serios problemas actitudinales en el instituto (disruptivos se les llaman) y que por las tardes se dedicaban a pequeñas fechorías pero que amenazaban con ampliar y mejorar su repertorio. ¡Juanjo, Teo! tronaba el poli haciendo entrar a nuestros calimeros reclusos, los tres adolescentes estaban sentados juntos con cara de fastidio hasta que vieron entrar a Juanjo con una media de nailon negra en la cabeza y la camisa de finisher del Tri122, a su lado Teo con unas gafas de espejo y barba de cinco días, en su brazo tenía un tatuaje que decía "Amor de madre" y varios tatuajes con nombres de mujer tachados con bolígrafo. ¡De pie! gritó Juanjo, los tres chicos se levantaron ¡Sentaditos! gritó Teo y los tres obedecieron ¡He dicho que de pie! tronaba Juanjo y presto obedecieron ¡Vale, siéntense chicos! dijo el policía en tono conciliador. Mi nombre es Juanjo Foulquié -Y el mio es Teo, Folo para los amigos- dijeron nuestros protagonistas mirando a los ojos sin pestañear. Continuó Juanjo: Me han dicho que ustedes son unos lajillas del tres al cuarto ¿Qué han hecho jilis?¿Canibalismo? -Buena suposición, dijo Teo- No hombre, se trata de un hurto en el supermercado, dijo el poli- ¡Ahhh! ¡De eso se trata! Así empiezan y acaban en la trena ¿Qué se creen niñatos?¿Que no he hecho de las mías también? Yo cuando vivía en Almería estuve haciendo pequeños robos, tenía un mono que se llamaba Abu, conseguí una lámpara maravillosa con un genio dentro, estuve saliendo con la hija del Sultán y me perseguía un mago loco llamado Yafar ¿Es eso lo que quieres? ¿Eh? Uno de los chicos le dijo: ¡Tronco, si esa es la historia de Aladdin! Johnny enfureció, se abalanzó sobre el chico y lo zarandeó violentamente, al oido le dijo: Te crees muy listo niñato, cuando estés en la cárcel y te pongan el culo rojo como un tomate los tres deseos que vas a pedir a la lámpara serán: "Para", luego "Por favor, para" y por último "Mátame". Teo intervino: Y cuando frotes la lámpara lo que saldrá de ella no será precisamente un genio. Vale, vale -dijo el poli- no se pasen, no acosen a los chicos. El poli puso orden y rebajó la tensión. ¿Quién es el jefe de la banda? -inquirió Juanjo- ¿Eres tu? apuntando al rubio del centro -Es que nos aburrimos y robamos unas sandalias Hacendado, nada más- respondió el imberbe ¡Eres un payaso! gritaba el almeriense ¿Qué te crees? ¿Que yo no me he aburrido nunca? Una vez me llegó al juzgado una caja con un móvil que sonaba dentro, lo cogí y era un tal Morfeo que me decía que era el elegido, me ofrecieron una pastilla azul y una roja y luego el oficial Smith me perseguía y no me dejaba el teléfono ¿Es eso lo que quieren?¿Estar todo el día huyendo de la pasma? -¡Si eso es Matrix tio!- replicó el rubio mientras sonreía- Juanjo se puso pálido y cogió a su interlocutor con las dos manos por los hombros mientras lo sacudía de pura rabia -¡Eres un payaso, y me estás insultando! Cuando estés en la trena y tengas a veinte tios haciendo cola para darte duro te acordarás de mi, vas a moverte con velocidad esquivando (En ese momento Juanjo casi se agacha y a cámara lenta, como esquivando las balas) ¿Sabes qué? -¿Qué? dijo el chico- fluidos corporales- El poli entonces intervino y dijo ¡Basta, ya está bien! Juanjo y Teo se fueron  y los chicos salieron a la calle con la lección bien aprendida.