"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de absoluta oscuridad. Peligro constante. No es seguro volver con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".
(Ernest Shackleton en los periódicos británicos reclamando voluntarios para una expedición a la Antártida en 1914)

viernes, 24 de agosto de 2012

Vamos haciendo las maletas

Viajar es el mejor remedio para el nacionalismo extremo  igual que estudiar astronomía (o ver documentales de La 2 sobre el tema) lo son para el egocentrismo y si no reparen en que, tal y como vi en la tele el otro día, a este planeta le quedan quinientos millones de años para dejar de ser habitable, cien millones arriba o abajo, porque el sol se va a hinchar como un globo rojo y nos va a hacer la vida imposible hasta arrasarnos. Resulta que los humanos (o lo que sea) que estén vivos por esa época tendrán que irse de aquí o llevarse el planeta consigo ¿No es una pasada? No me imagino nada más interesante que hablar en esas tardes de tedio con una cerveza en la mano. Los partidos Madrid-Barça o la crisis nos parecerían gilipolleces al lado de semejante asunto.
¡¡¡Chacho, que el mes que viene tenemos que hacer las maletas para irnos en la nave 504 para nunca más volver a ver la Playa de Gran Tarajal!!! se oiría en este pueblo una y otra vez o también es factible escuchar en la cola del supermercado algo así como "Ese superasteroide remolcado por una nave que nos está arrastrando gravitacionalmente desde hace un mes crea unas mareas tan grandes que se ha inundado el barranco con el agua de mar y lo peor es que mi garaje se llenó hasta las tachas chica!!!" Tal vez esto último de arrastrar el planeta sea más factible porque si fabrican naves para irnos en ella ¿Habrá sitio para todos? ¿Habrá clases en distintas cubiertas como en el Titanic? ¿Y si nos toca una nave distinta a la de nuestros amigos? Una putada esto de las naves de escape, por no decir un detalle, que el viaje en las naves duraría siglos y habría muchas generaciones de personas que nunca llegarían a pisar tierra porque la pregunta más potente será ¿Y a donde ir? Parece que Europa, la luna de Júpiter, tiene muchas papeletas para servir de estación intermedia pero esa luna no es precisamente un resort con spa porque está congelada y bien congelada. Estamos jodidos. Menos mal que no tenemos que pensar en eso todavía, pero todo llegará.
Este es un blog dedicado al triatlón y por pura coherencia debo incluir, aunque sea tangencialmente, algún resquicio del deporte que me ocupa bastante tiempo de mi vida, y no solo de la ficción que tanto me gusta sino de la real aunque algún filósofo me daría más de un punto de vista. Pues se podría decir que estoy en medio de la planicie de la nada, me he desconectado del estrés de la competición lo que significa que los entrenos no tienen mucha intensidad y tres cuartos de volumen, unas vacaciones en toda regla. Necesitaba unas "holidays" triatléticas fuera de la tradicional semanita de descanso de octubre intertemporadas. Uno se cansa hasta de lo que le gusta.

jueves, 16 de agosto de 2012

Planeta Kalima (Capítulo XXI: Cupido por wasap)

"Tráncame", así aparecía el mensaje en la pantalla del Samsung SII mientras sonaba el tono tubular bells. Sito paró a un lado de la calle su coche porque alguna que otra vez casi se mata debido a esas distracciones con el móvil. Abrió la aplicación gratuita "Lift remote control lite" que le permitía manejar a su antojo cualquiera de los ascensores instalados por su empresa desde su móvil, tras elegir la dirección en "Mis favoritos" pulsó "Bloquear". Respiró aliviado, tenía que ser rápido porque bloquear un ascensor con personas dentro era un arte que requería un gran sentido del timing. Sito, además de insigne triatleta del Club Kalima era un experto en ascensores, su pericia era tal que los arreglaba en un periquete y el tiempo sobrante se iba a La Playitas a nadar o a la pista a correr. Siempre estaba entrenando y todos creían que estaba en el agujero. Además de entrenar de forma compulsiva también era un romántico empedernido y creó una empresa en la red que ofrecía "Encuentros fortuitos que no lo son tanto", resumiendo se puede decir que encerraba a algún incauto/a junto a su cliente por un módico precio o incluso de forma gratuita si el servicio le gustaba. Por ejemplo, si querías quedarte encerrado en el ascensor casualmente con alguien solo tenías que pactar con Sito el momento, cuando estabas dentro le mandabas un wasap con el código "Tráncame" o "Tráncame ya" y nuestro calimero procedía. Este servicio estaba encaminado a enamorados tímidos que buscaban el momento propicio para declarar su amor pasando a la acción sin dilación o porque su amada/o era muya activo y no paraba quieto de manera que solo encerrándole tendría opción o también para parejas que querían vivir una fantasía algo salvaje y que ya habían agotado el morbo de hacerlo dentro del coche, la casuística era interminable porque todo el mundo, en mayor o menor grado, ha querido quedarse encerrado con alguien en un ascensor, pero ya se sabe que los milagros se buscan. Para grupos había tarifas especiales más caras porque el ascensor podía sufrir daños irreversibles y luego él tenía que darle explicaciones al jefe y a su compañero Chema que no compartía sus inquietudes celestinescas.
¿Ya está? Camina, anda que tengo ganas de ir a buscar el dorsal, le decía Marcos desde el asiento trasero a Sito, a su lado estaba Kándido que era otro de los calimeros que iban al triatlón Casino Arrecife. Sito paró en la puerta del hotel porque de todos es sabido que en la playa del Reducto no se puede aparcar salvo milagro, en un instante habían descargado el coche y nuestro héroe se fue a buscar aparcamiento. La recepcionista era una chica muy simpática y guapa que naturalmente en seguida puso sus ojos sobre Kándido pero este no le daba cuartelillo. Marcos cogió la llave, en un llavero de medio kilo que ponía 303. Me ducho primero, dijo el menudo Marcos mientras Kándido se miraba las uñas y respondía con un -siempre lo mismo, a ver si un día me sorprendes guapetón- Se metieron en el ascensor y antes de llegar al segundo piso el ascensor se quedó bloqueado. Marcos empezó a sudar y con tono amenazante le dijo a Kándido "Ni se te ocurra".