"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de absoluta oscuridad. Peligro constante. No es seguro volver con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".
(Ernest Shackleton en los periódicos británicos reclamando voluntarios para una expedición a la Antártida en 1914)

viernes, 13 de enero de 2012

Planeta Kalima (Capítulo XIV: Lost)


Vale, vale.....lo entiendo. Vale chaval te entiendo, no es culpa mia que hayas engordado.......ya se que la xerigrafía se cae al segundo lavado.....¿Qué?....¿Que ya solo se lee ALI A? Mira chaval, en cuanto vuelva de mis vacaciones arreglamos ese asunto, le damos otro planchazo y queda ese mono como nuevo, pero es que estoy en Santiago........ese Santiago no, el de Chile........pues haciendo un triatlón....bueno titán, nos vemos......chao. El menudo Markos se quedó mirando para el letrerito rojo de su iPhone que decía finalizar mientras pensaba que por culpa de la xerigrafía y por no restringir las llamadas el vacilón le saldría caro. Los calimeros querían estar de punta en blanco y eso incluía llamadas a suramérica si hacía falta. Acababa de terminar el triatón Rapa Nui y se disponía a tomarse unas merecidas vacaciones tras una temporada repleta de entrenos y casi tantas pruebas. Le debía más de una a su novia y debía pagárselo con unas semanitas en Australia....mmmmm, pensaba, de Melbourne a Perth en autocaravana y parando donde quisieran, nuestro menudo personaje se relamía solo de pensarlo. La parte chunga del asunto es que su novia llevaba dos días de viaje en el otro sentido, ella estaba en Singapur via Dubai y el iba en sentido contrario, tenía que tomar el vuelo 815 de Oceanic Airlines con destino Auckland, tenía preparado su smartphone con todas las aplicaciones posibles de la iTunes Store, incluido el gato que cuenta chistes y el cachorrito que habla con voz de falsete, este era su favorito y a todos sus clientes le enseñaba el smartphone que contaba chistes de Cándido con la voz de un timple. Ese perrito le tronchaba. Nada más subirse al avión se dispuso a relajarse y a intentar dormir, el jetlag le mataba, y eso que era chico go-go y sus noches en el Pachá le dejaban a pleno sol al terminar su jornada. Su otro trabajo de aparejador tampoco ayudaba, que si mediciones de noche para evitar el tráfico, que si patatín que si patatán. Era hiperactivo y debía dormir para no estar impertinente y pasar unas vacaciones como debe ser, con una sonrisa de oreja a oreja. Intentó dormir, comió, se levantó, estiró los isquios, hizo automasaje, leyó el último de Harry Potter de tres tiradas y se zampó la revista "Finisher majorero", sobre todo el artículo "Sobrepeso en pretemporada: La delgadez está sobrevalorada" firmado por Sito, colaborador habitual en la publicación. No conseguía dormir y se tomó un valium con sprite a ver si lograba. Al poco estaba tieso como una tea. Empezó a soñar que ganaba en Wanaka y que iba a Mercadona y todas las cajas estaban libres para el solito, luego se imaginó que era un Dios griego que se enrollaba con chicas mortales y mientras estaba ligándose a Emily Blunt sintió unas pequeñas sacudidas que pensó eran parte de los efectos especiales del sueño. Luego mucho ruido. Agua. Olas. Arena. Se encontraba en un amanecer en una playa de arena blanca como la espuma, cocoteros cargados y una brisa suave. Tardó un rato en darse cuenta que no era un sueño, había sido el único superviviente de un accidente aéreo, único porque no quedaba rastro de nadie, salvo la cola del avión que sobresalía del agua y unas cuantas maletas diseminadas por la arena, se puso a recoger todo lo que quedaba. Ropa, sujetadores, libros, barritas energéticas por un tubo (eran las suyas). geles y bebidas isotónicas que no eran suyas, eso era todo lo que quedaba. También tenía un casco con el que hablaba a diario para no volverse loco y al que llamó "Giro". Pasaron los días y tuvo que aprender a pescar con un palo afilado como lanza. Comía cangrejos, burgados y de postre una powerbar sabor banana. El agua la sacaba de los cocos y con el isostar le hacían sentir como en casa. Pronto empezó a pensar que nunca saldría de allí, pensó que si la montaña no va a mahoma....entonces se puso a fabricar una bicicleta con troncos y esparto. Sentía que debía entrenar. Nadaba en el pacífico sur y corría por la arena mojada que tiene más tracción, el gimnasio eran los cocos en lugar de mancuernas. Solo le faltaba la bici y tardó varios meses en acabarla. Entrenó a tope pero no era todo lo feliz que el quisiera, le faltaba algo. Pasaron los años y hasta aprendió a sacarse una muela con un tronchacadenas. No había dentistas. Harto de la situación cogió las pocas barritas que le quedaban y se fabricó una balsa con troncos, se llevó a Giro y a su iPhone que se había quedado sin batería tres horas después del accidente pero le tenía cariño al trasto y nunca lo soltaba. Esperó a los alisios y se echó a la mar, tras una tormenta perdió a Giro y a su móvil. Pensaba que todo estaba perdido hasta que la siguiente mañana se encontró en otra orilla de otra playa con un montón de gente alrededor, todos vestidos de neopreno y gafas de nadar. Pensaba que había muerto, vió el letrero del arco de meta: "Oi Toka Kiki Trathlon Festival 1,5k-40k-10k", salió corriendo con sus barbas y su pelo rasta y llegó a la altura de lo que parecía un juez porque tenía coleta y barba blanca con gafas de pasta, le quedaba un hilo de voz con el que pudo decir ¿Todavía puedo apuntarme?

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