"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de absoluta oscuridad. Peligro constante. No es seguro volver con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".
(Ernest Shackleton en los periódicos británicos reclamando voluntarios para una expedición a la Antártida en 1914)

miércoles, 10 de junio de 2009

El monstruo que todos tenemos dentro




Me he reído bastante con la entrada que Iván me dedica íntegramente en su blog, lo cuenta tal cual pasó, la verdad es que no sé como diablos estoy metido en esto pero estoy hasta las trancas, supongo que en el plano deportivo (los otros planos que se queden para otro blog) y revisando mis últimos veinticinco años el protocolo es siempre el mismo, primero me acerco a un tema como curioseando, luego me engancho hasta límites que rayan lo freak y por último toca desenganche más o menos rápido, así me pasó con el windsurf (oficialmente nunca dejaré de ser windsurfer pero mi tabla no toca el agua desde hace cuatro veranos) y también pasó con el squash, que jugaba con Alberto y otros compañeros hasta cuatro y cinco veces por semana (de esa época recuerdo las rodillas y tobillos destrozados y el corazón desbocado). Pero llevo en esto del triatlón más tiempo del que solía dedicarle a otras obsesiones y lo que es peor, cada vez me siento mejor dentro, es como los adictos, nunca te dirán que lo son. Por otra parte, este deporte tiene mucha enjundia porque de aquel glorioso y adictivo duatlón de La Santa de 2006 se pasó a eso de nadar (en la vida lo hubiese soñado), los triatlones sprint subieron el listón de enganche y después el Volcano, que me parecía el paraíso en la tierra. Otra vuelta de tuerca a la obsesión definitiva fue hacer Roth el año pasado y el climax del otro día con el IM de Lanzarote y terminar físicamente impecable, lo que quiere decir que podría exprimirme más (debería tomar clases con el monstruo de Agustín) o que ya da igual, la obsesión bloquea las señales que le manda el cuerpo haciéndole creer a la mente que no pasa nada. En realidad la corta distancia y la larga son dos deportes distintos, algo así como comparar la bici de carretera y la de montaña. Y queda cuerda para rato, porque el ambiente en el club es inmejorable, si una carrera no te sale bien pues te ries un rato y además hemos tenido y tenemos frikis y pirados. Mejor imposible.

2 comentarios:

Pablo Herrera dijo...

Disertación personal con la que me siento identificado y que explica muy bien lo que cada uno de nosotros lleva en sí mismo.

Pascual Velázquez dijo...

Ya verás la cantidad de monstruos que saldrán para el IM del 2010