
Primavera, primavera, nada de viento, temperatura ideal, a las once y pico se nubla para que no casque mucho el sol...me pido una docena de días como este y claro, que uno de ellos sea para el 22 de mayo. Pero la realidad es terca y pronto vendrá el omnipresente alisio para recordarnos que las idas puedes hacer media de 18 km/h y las vueltas a 55. Además me encontré con muchos colegas del mundillo y eso hacía más ameno el trayecto. En cuanto a la preparación para la gran cita, todo bien por suerte, desde el punto de vista técnico le estoy dando ligeramente más caña (más bien intento completar los entrenos en un % mayor que el año pasado) a la bici y al running, el resultado es que ya no tengo las piernas como maderos la tarde de los domingos después de las anormales transiciones, solo las tengo cansadas, pero no de mármol, que no es lo mismo. ¿Que si bajaré el tiempo del año pasado? Ni idea, casi me da lo mismo, solo quiero acabarlo, rectifico, quisiera que fueran el momento de cruzar la meta, ese en que pasas de querer acabar a lamentar que ha acabado en unos segundos. Así es la vida, nunca nos conformamos con lo que tenemos.