"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de absoluta oscuridad. Peligro constante. No es seguro volver con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".
(Ernest Shackleton en los periódicos británicos reclamando voluntarios para una expedición a la Antártida en 1914)

domingo, 28 de abril de 2013

Volcano's my love

Adoro esta agua turbia llena de biomasa, esto debe ser una fiesta de bacterias y protozoos -eso es lo que creo que pensé cuando toqué el agua de la laguna de La Santa- la deformación profesional me hace apreciar aún más ese charco. Todo el mundo echa pestes de esa laguna en forma de L porque todo el mundo es perfeccionista y no todos toleran un día nublado ni un fondo fangoso. Pues esa laguna es adorable, es guapa como una cara con un lunar en la comisura de los labios. Últimamente hasta los cogotazos en el agua no me preocupan, si peso ochenta kilos deberían cuidarse de mi los que estén alrededor exceptuando, claro está, a Marcos el ferry del club y a Pablo el portaviones calimero. Ahí estaba Sito, el alumno aventajado del Zorritus, por delante de la boya roja que marcaba la salida. Kenneth desgañitándose para que los listos se echaran para atrás y poder dar la salida como Dios manda, pero lo llevo diciendo ocho años (¡¡¡¡8!!!!) ese micromegáfono no sirve para nada, no se entiende nada y a lo mejor él cree que si. Se dio la salida y a nadar, o eso creía, porque de la alta densidad de neoprenos yo ya estaba advertido pero a los cien metros reparé en que mi mano rozaba el fondo y a mi alrededor estaban todos de pie, simplemente no cabíamos entre la boya y la orilla y algunos corrieron (yo también levité)  sobre el agua como el máximo protagonista de la Biblia, afortunadamente las carreras sobre el agua no duraron más de una docena de metros porque se iba más rápido nadando que arando el fondo. No empecé muy cómodo la verdad, me daba la impresión que el lactato proliferaba en mis venas y eso no está bien cuando solo llevas diez minutos de locura, pero como los buenos siempre ganan salvo en la realidad, vi el cuerpito de Marcos a mi lado y es que cada vez que veo sus gráciles extremidades me da subidón, Marcos es para mi la piedra de toque de la natación, y la cosa iba a mejor porque hasta cuidaba la técnica, pensaba en la carita de Tavío diciéndome entre una nube blanca  en mi cabeza: "Pascual, cierra el pulgar, primero los dedos, luego la mano y el codo alto....y agarra el agua" yo obedecía hasta que me daban un cogotazo y me devolvían a la laguna turbia. Bueno, se acabó el agua y me veo a Rober del Columbus, Sito estaba por los boxes y cuando salía allí estaba desvistiéndose el Zorritus que está cogiendo casi su nivel de su loca juventud. Tengo que correr o me meriendan estos tíos -fue lo primero que se me ocurrió- El cielo nublado era promesa de comodidad. Perfecto. Algo de viento. Más perfecto si cabe porque los que no llevasen cabra sufrirían en esos falsos llanos. Me encontré con Inma y la saludé, luego a ritmo para que nadie me pasara hasta Soo, excepto Rodolfo Mederos que con un sobrepeso considerable me estaba dando una lección, si llega a adelgazar me fulmina en Frankfurt. De camino a Famara puse toda la carne en el asador y mantuve el tipo subiendo a Teguise, era hora de ver a los pájaros que tenía por delante en el giro. Rayco, Sito...nadie más, era el tercer majorero en Teguise, pero como siempre algo estropea las buenas historias, tras el giro ahí estaba Juanma Sánchez y ¡Peligro! el tiburón Juanjo esperando a comerme de una pieza, calculaba quinientos metros, puffff. A la vuelta me fue mejor y el escualo no me atrapó, y mi moral por las nubes. Me bajé de la bici y a los pocos metros me engulló, era inevitable, yo corría a un fisco más de cuatro minutos el kilómetro y el a bastante menos de cuatro. Por delante tenía a tres galgos inalcanzables y por detrás a Rodolfo al que le podía oler el aliento y a Juanma que mostraba maneras, La segunda vuelta la corrí a todo trapo para desmoralizar a los de atrás confiando en que en la última vuelta la cercanía de la meta me diera alas. Así acabó la cosa. El Volcano nunca falla, es diversión garantizada.

domingo, 14 de abril de 2013

El Challenge es como un pimiento de Padrón

No pegué ojo en toda la noche, sabía lo que iba a sentir al día siguiente con el añadido de que nunca había hecho un  half  con tan pocas semanas de preparación y con tan pocos kilómetros en las piernas. Por la mañana recogía a Sito y nos fuimos como a la guerra. Ambiente de Ironman, oscuridad, frío, zombis y bicicletas. Últimos retoques, pegar barritas al cuadro, zapatillas, revisar por quinta vez el material. Me voy al a la playa, todos los calimas allí en un corro poniéndose vaselina y diciendo disparates. En la arena no tenía nervios, doy unas brazadas y compruebo que se podía nadar estupendamente, día maravilloso. Suena la bocina y al agua sin golpes ni agobios, la gente muy educada se colocaba y entendía que no hacía falta trepar por ninguna espalda para llegar a meta, ya habría tiempo de coger ventajas o de perderlas. enfilo hacia la segunda boya y nadaba con soltura y potencia, me sentía eufórico, me sentía nadador. A mitad de recorrido veo a mi lado al único que nada sin mangas en el neopreno, era el gran Sito -Esto marcha, pensé- fuimos juntos todo el rato y al final apreté solo para poder decir que salí del agua antes que él, eso no tiene precio. La transición era una eternidad y me lo tomé con tranquilidad que no lentitud. Ya en la bici, a las pocas pedaladas hice lo que hago siempre, inventario de partida para ver como será el día, creo que en las primeras pedaladas sabes como vas a estar, es esa sensación inicial la que te da pistas de lo que puedes ser capaz de dar ese día. Test superado, iba a andar bien en la bici. Ritmo bueno, no me pasaba gente. Llegan las Hermosas y pongo el regulado rporque pasarse allí te condena, hay que hilar fino en sitios como ese, la euforia te puede traicionar. Bajo a todo gas y entramos en el corazón de la prueba, la subida de Chilegua es desmoralizante, parece que nunca va a acabar, parece que no avanzas y menos mal que el viento en contra era suave brisa. Fue ahí donde Juanjo me alcanzó y me cantó un clásico verbenero pero desafinado, bien es verdad que no era un momento propicio para cantar nada con un mínimo de calidad. Llegué arriba con margen de confianza. Bajadas y subidas, bajadas y subidas, ya me conocía la montaña rusa que venía después y llegados a Pájara solo quedaba remachar el segmento en esa bajadita a casa que debe tener un surco en el asfalto con mi nombre. Casi en Las Playitas me alcanzó Iván B. y conseguí no descolgarme e incluso entrar antes en los boxes. Habría que sufrir. A correr con mucho sol y calor, quedaban 21 km con un puerto de 70 metros de altura que había que pasar cuatro veces, lo que la convierte de facto en el Mont Ventoux de las medias maratones. Cuando me acercaba a Gran Tarajal me encuentro de frente a Teo, Jorge, Juanjo, Tavío y Sito. Mucha distancia para mi estado de forma y detrás estaba Iván amenazante. Cuando empezó la segunda vuelta las luces se apagaron, supongo que mis reservas de glucógeno se agotaron y pasaron al consumo de grasas, en definitiva, corría de pena y me dediqué a reservar algo para salir bien en la foto con los dos pies despegados del suelo, todo era precioso hasta que siento pasos a mi espalda, quedaban quinientos metros para meta y tenía que ser imposible, miro atrás y veo la cara de Iván que me iba a a adelantar, parecía la típica película en que parece que el bueno se ha salvado y en el último instante un tiburón sale del agua y se lo lleva a las profundidades. Saqué las útimas reservas del depósito y conseguí, con un susto monumental, lleguar a meta. Saludé con un abrazo a Iván en agradecimiento por hacerme correr. El día me dió otra medallita para la colección y muchos recuerdos para mi cabeza.

domingo, 7 de abril de 2013

Hasta lo rápido y jadeante puede ser divertido

Que no improvisado, porque un triatlón sprint como el de Corralejo tiene su miga, y es verdad que para los amantes del sufrimiento todo lo que dure de menos de tres horas es una chuminada, pero tiene no se qué que le da el encanto de la imperfección. Debería describir mi película, para empezar el agua estaba fría ¿Será que estoy más flaco? Bueno, el agua estaba calmada y apta para nadar a placer. Las boyas amarillas se veían bastante separadas y dije a alguien que por mis ojos veía más de 750 metros allí, efectivamente la natación duró bastante, no me aburrí un segundo y disfruté de lo lindo, casi se me hizo poco el recorrido. Salí del agua entero y oyendo ánimos y avisos de que Sito y Jorge estaban cerca. Ánimos por las nubes. La bici era en circuito urbano, se podía ver a toda la peña como hámsters en sus jaulas. Los primeros kilómetros estaba solo y con alguno detrás, estaba contento y el objetivo era coger gente y que no me cogiera Juanjo que estaba bastante cerca para mi sorpresa, ese chico esta nadando cada vez mejor. A eso del kilómetro diez me coge un grupo que en principio volaba y luego le dio por no correr, lo comido por lo servido, porque detrás estaban acercándose los comanches con las flechas apuntando. Me baje de la bici desesperado por llegar a meta y que no me cogiese Juanjo, los de delante estaban a una eternidad y eso ya era una lucha por la supervivencia. Corrí lo que pude hasta que oí el aullido del lobo feroz, era Juanjo, pero esta vez le hice sudar la gota gorda para cogerme. Buen ambiente y luego lo mejor de todo, la pizza y la cerveza.