Que no improvisado, porque un triatlón sprint como el de Corralejo tiene su miga, y es verdad que para los amantes del sufrimiento todo lo que dure de menos de tres horas es una chuminada, pero tiene no se qué que le da el encanto de la imperfección. Debería describir mi película, para empezar el agua estaba fría ¿Será que estoy más flaco? Bueno, el agua estaba calmada y apta para nadar a placer. Las boyas amarillas se veían bastante separadas y dije a alguien que por mis ojos veía más de 750 metros allí, efectivamente la natación duró bastante, no me aburrí un segundo y disfruté de lo lindo, casi se me hizo poco el recorrido. Salí del agua entero y oyendo ánimos y avisos de que Sito y Jorge estaban cerca. Ánimos por las nubes. La bici era en circuito urbano, se podía ver a toda la peña como hámsters en sus jaulas. Los primeros kilómetros estaba solo y con alguno detrás, estaba contento y el objetivo era coger gente y que no me cogiera Juanjo que estaba bastante cerca para mi sorpresa, ese chico esta nadando cada vez mejor. A eso del kilómetro diez me coge un grupo que en principio volaba y luego le dio por no correr, lo comido por lo servido, porque detrás estaban acercándose los comanches con las flechas apuntando. Me baje de la bici desesperado por llegar a meta y que no me cogiese Juanjo, los de delante estaban a una eternidad y eso ya era una lucha por la supervivencia. Corrí lo que pude hasta que oí el aullido del lobo feroz, era Juanjo, pero esta vez le hice sudar la gota gorda para cogerme. Buen ambiente y luego lo mejor de todo, la pizza y la cerveza.
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