"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de absoluta oscuridad. Peligro constante. No es seguro volver con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".
(Ernest Shackleton en los periódicos británicos reclamando voluntarios para una expedición a la Antártida en 1914)

domingo, 31 de mayo de 2009

La semana después de un adicto


Ni en mis más locos sueños habría estado en mejor estado tras el IM del sábado pasado, ni una contractura ni nada de nada, debe ser que el cuerpo se acostumbra a todo, hasta darse palizas de semejante calibre. Recuerdo que el año pasado tras Roth estuve una semana con el gemelo derecho averiado y el tobillo derecho como el de un camello. Tal vez sea por el frío que hizo o por cualquier otra cosa, podría hacer otro IM mañana. No obstante hay que guardar los ímpetus para no quemarme ya que me el cuerpo me pide ir al Challenge de Barcelona, pero la fecha (4 de octubre) exige entrenar en plena canícula estival cuando todo el mundo está en la playa o con una birra (con) en un asaderito y ya he repetido hasta la saciedad que todo tiene un límite. Mejor llegar con el ánimo a tope para el 2010 (Frankfurt o Lanzarote).

En cuanto a mis entrenos de esta semana, aguanté sin entrenar solo tres días, el miércoles me monté en la Colnago que estaba cogiendo telarañas y nadé también, me sentía como un torpedo. Hoy me di una vuelta para seguir flipando con el GPS. Creo que soy propenso caer en las adicciones de cualquier cosa, si yo hubiese caído en las garras del tabaquismo ahora fumaría tres cajas al día. Pero tocó otra.

viernes, 29 de mayo de 2009

Día de Reyes


Basta que coincida que el León me trajo las cositas skinfit que le pedí y sobre todo el Garmin que me autoregalé para sentir la sensación típica de un niño la mañana del seis de enero. Lo del Garmin vino casi porque me puse a experimentar con el Polar y éste pasó a mejor vida, la excusa perfecta para adquirir un aparato que te dice que fuiste por la carretera de Antigua aunque tu ya lo sepas. Otra ventaja es que te olvidas de poner imanes a las ruedas y que te bajas de la bici y sigue funcionando el aparato. El software que trae me dijo que en los 40 km que hice gasté 2008 kcal ¿No es una exageración? si es así, si fuese verdad, yo soy capaz de iluminar el árbol de navidad que ponen todos los años en el Rockefeller Center. Otra cosa que te dice es que puedes correr con tu otro yo, o sea picarte contigo mismo pero de forma diferida en el tiempo. Estos juguetitos son la pasada.

martes, 26 de mayo de 2009

¿Y si hubiese...?


Es lo que se pregunta mucha gente después de haber hecho algo más o menos relevante, claro, como sólo se puede vivir una vez y además de un tirón no se puede deshacer lo que ya se ha hecho, es como cuando juego al ajedrez contra mi ordenador y él me hace una jugada potente que me pone contra las cuerdas entonces yo le doy a la flecha pa' trás y deshago el entuerto, es decir, hago trampa. En el triatlón, como en la vida, no se puede. Esto viene porque todos los finishers nos preguntamos ¿Y si hubiese apretado más en la bici? tal vez hubiera bajado de las once y media, ¿la respuesta hubiese sido entonces que en la maratón hubiese caminado diez kilómetros? Nunca lo sabré, eso es lo emocionante, por eso es mejor no comerse mucho el coco. Como suele decirse relájate y disfruta. En otro orden de cosas, ya tengo síndrome de abstinencia y sumado a que suelo olvidarme siempre de la parte mala de las cosas entonces ya he estado hasta planteándome ir al Challenge de Barcelona, aunque lo pongo bastante en duda por eso de entrenar en verano, eso es para jacosos del triatlón. Lo que si tengo entre ceja y ceja es o repetir Lanzarote o ir a Frankfurt o Karnten. Pobre de el que no tenga una obsesión.

domingo, 24 de mayo de 2009

Un gran día




Cuando crucé la meta tenía una sensación agridulce, por fín había acabado, hacía una hora había jurado como cinco o seis veces por mi madre que no volvería a hacerlo. El siguiente pensamiento fue de pesar porque había acabado. Así es este deporte, y sin embargo le quiero. Voy a contarles lo que pasó para que se hagan una idea de este torbellino de pasiones que es hacer un Ironman.

Toda la semana anterior no conseguí dormir nunca más de tres horas seguidas y eso que me considero una persona aceptablemente tranquila, los otros calimeros estaban tres cuartos de lo mismo y las inevitables conversaciones 100% IM durante las cuarenta y ocho horas antes del pistoletazo no hacían sino acrecentar el estado de semihisteria, de forma casi reverberante, eso trajo como consecuencia que mi mente estaba saturada de tanta matraca y dijera basta, así que en la madrugada del sábado estaba más tranquilo que un bebé reciencomido en su cuna. El despertador lo puse para las 4:45 y a las 4:25 miré a ver si todavía funcionaba el aparato, decidí que ya estaba bien de tanto colchón y me vestí en un periquete, bajé al buffet y desayuné con el monstruo de Bienvenido del Club Playa Grande, nos lo pasamos fetén y tenía tiempo de sobra pero preferí coger las bolsas y caminar los cien metros para respirar el ambiente de los boxes y tras comprobar el estado de la cabra voladora me dediqué a charlar con el vecino de boxes, un alemán muy simpático. En la tienda me puse el neopreno y con Luis no fuimos a la playa a tocar el agua. El ambiente era genial y nada estresante, parecía una romería con trajes típicos de foca. Mis planes eran ir por el exterior de la masa humana al girar las boyas pero toda la peña pensó lo mismo y todos estaban colocados en cola de a tres pegados a la derecha, el lado izquierdo estaba libre y pensé que era hora se ser valiente y salir a pelear por un lugar en el mar. Tras cantar el cumpleaños feliz de uno de los chicos que iban a correr sonó el pistoletazo y tardé unos quince segundos en empezar a caminar, luego trotar y luego correr, la entrada no era muy amenazante, había espacio por doquier. Nadaba a buen ritmo y tranquilo y faltando treinta metros para la primera boya el asunto empezó a comprimirse y me vi dando mamporros a todos mis vecinos para que me dejaran nadar, alguien me tenía sollados los pies con su pulsómetro y otro que usaba escarpines me rasuraba la cara de vez en cuando, y lo que nunca me había ocurrido en el agua, uno me dio una patada en mis partes nobles. Nadé todo el tiempo cerca de las corcheras y eso tiene sus desventajas, no dejé de tener trifulcas durante todo el segmento excepto, increíblemente, a eso de los 1200 m toda la gente se alejó de las boyas y me dejó un pasillo de diez metros para nadar a gusto, el líder del grupo se dio cuenta del despilfarro de metros y vinieron a por mí. Otra vez golpes y patadas. No obstante tengo que decir que nunca estuve nervioso, ya tengo ciertas tablas encima y mis 77 kg sirven para algo. Si en mi primer año de triatleta hubiese nadado en esas condiciones yo seguramente me hubiese ahogado, al salir del agua me duché mientras me quitaba la goma, me embadurnaron de ISDIN 15 y salí corriendo a por la cabra, los boxes eran tan largos que las calas están hechas un cristo. Dicen las reglas que no está permitido el drafting en un IM, la realidad dice que durante veinte kilómetros podían haber sacado fácilmente unas 500 tarjetas negras por formar pelotones. El día prometía, estaba nublado y fresco, con poco viento, hasta que yo estaba en Timanfaya no despejó algo y eso me encantaba. La parte de Los Hervideros me gustó mucho y siempre estuve cómodo, ya se sabe, la bici hay que correrla con cabeza más que con las piernas. La anécdota del día fue que a los pocos kilómetros de la bici me di cuenta que el acople derecho solo se sujetaba por uno de los tornillos y milagrosamente no se caía gracias al velcro del portabidones, estuve acojonado los 180 km porque si se rompía esa pieza se acababa mi carrera allí mismo, la solución era presionarla con mi antebrazo, es decir, estaba condenado a estar acoplado todo el rato para no abandonar. Comí en todos los avituallamientos y no había dos bidones de energy drink con igual concentración, unos bidones parecían agua destilada con colorante y otros parecían agua del mar muerto con marea roja, la comida fue una auténtica lotería durante toda la carrera. Hasta Famara era territorio conocido, estaba como en mi casa, a partir de allí, lo desconocido, como un viaje de Star Trek. Según el perfil de la etapa se acercaba lo bueno y por lo tanto era hora de bromear con la gente para relajar las preocupaciones. La subida a Los Valles resultó dura pero peor me pareció después de Haría, por donde el parque eólico y también en el Mirador del Río. La bajada era virada y desde Arrieta y Mala hasta Nazaret había una llanura tórrida, en el cruce al final de la subidita Iván me sacó fotos y me dijo que tenía a Luis a 23 minutos y Agustín a 16, para mí fantástico. Le pregunté por Cándido y no me dijo nada, lógico, a los dos kilómetros me pasó como un tren de cercanías. A partir de allí pasé un bache serio, no por culpa del Sr. Naranjo sino porque la carretera era realmente indigna de un IM y principalmente porque vi un cartel que ponía km 175 y yo me las prometía felices, cuando en realidad estuve rodando cerca de una hora para llegar a meta, ese mal rato estuve desconcertado y cabreado a la vez, las piernas bien, gracias. En la segunda transición me volvieron a embadurnar y salí zumbando mejor de lo que yo me imaginaba, pasé por el arco de meta cuando el reloj decía 07:59:51, es decir, ya dependía solo de mí el conseguir mi objetivo, bajar de las 12 horas, siempre y cuando repitiese mi actuación de Roth en los 42 km del postre (mi única referencia hasta ahora). En la primera vuelta me sentía fantástico, levitaba, mis piernas me devolvían los piropos que les lanzaba y además Iván no paraba de animarme y sacarme fotos, el presi parecía mi personal trainer, a los 6 o 7 km pasé a Cándido mientras Iván nos proponía que nos besáramos. Seguí corriendo y comía y bebía por puro convencimiento, era una tortura para mí beber esos brebajes y comer esos plátanos precocinados que nos daban. Si me hubiese dejado llevar por mis sensaciones me hubiese deshidratado, así que el marcador era ya cuerpo 1 vs. mente 1. El reloj de la meta me fue muy útil, así supe que como hice la primera vuelta en 51 minutos, tenía mi objetivo en el bote, si nada fallaba, claro. La segunda vuelta en 56 minutos, la cosa marchaba. Hasta el km 20 de la maratón no había sufrido mucho, todo el sufrimiento se concentró en las siguientes cinco mil zancadas. El bajonazo fue tremendo pero por suerte me recuperé y afortunadamente no volvió más el hombre del mazo, Iván iba y venía con su bici animando al personal, igual de impagables fueron todos majoreros, también El León que estaba que se salía de ganas de correr y las otras personas del mundillo que me conocían que sería imposible de relacionar sin olvidarme de alguno. La última vuelta fue un paseo triunfal, antes de llegar a meta le dejé la gorra al León, me atusé el pelo para salir bien en la foto y entré bajo el arco a 11:49:49. Me sobraron 10:11, mi dorsal era el 1011. Kenneth me puso la medalla y fui a recuperarme, Agustín estaba con suero por su manía de exprimirse al máximo y Luis estaba comiendo. Me hicieron un masaje celestial y al ver mis parciales me sentía exultante, bajé mi natación cinco minutos y mi maratón en diez, la bici subió inevitablemente por el perfil, antes de ir a buscar la bici ya me estaba planteando si vendría en el 2010. ¿No es algo de locos?


miércoles, 20 de mayo de 2009

Me voy a la fiesta


es más o menos lo que siento ahora, que voy a una auténtica fiesta, colofón de 30 semanas rellenadas con 380 km de piscina, 7500 km de carretera y 1250 km de camino de tierra, todo aderezado con viento, frío, calor, madrugadas mientras otros dormían, rodar mientras otros hacían la digestión y exponer al sol la piel más que un marinero. Debo estar convirtiéndome en un estoicista ultra, casi un masoca, porque ya lo estoy echando de menos ahora que entreno un tercio de lo de semanas atrás. Una vez pasada la parte mala, queda lo bueno y vaya que lo es. Mañana cojo el ferry, recojo dorsal, cruzo los dedos para sacarme el cannondale en el sorteo, pasta party, dormir, nadar un poquito en la Playa Grande, facturar bici, preparar las bolsas de colores, intentar dormir, sonido de despertador con los ojos como huevos fritos, neopreno y a gozarrrrr. Ya les contaré cómo me fue.

domingo, 17 de mayo de 2009

Al fin ha llegado la semana 0


Que es esa única de color blanco en mi hoja de cálculo del planning, esa que está al final de la cuenta atrás desde la semana -30 (parece que fue ayer cuando el countdown marcaba 210 días), pasando por las cumbres que van de la -8 a la -4. Pues esta semana 0 pienso disfrutarla a tope, para empezar, me topé por el valle de Santa Inés con algunos calimeros ilustres como Cándido, Iván, Agustín y Juan Pedro, con los que me di un paseo de un par de horas por Antigua con donut y cortado cortesía de Iván. Parecíamos un club de jugadores de mus, a excepción de la vestimenta que no cuadraba, sobre todo mi casco que suele llamar la atención bastante. Al llegar a casa carrerita de 45 minutos y me dije que ya era bastante por hoy y me retiré a cocinar mis spaguettini a la carbonara. Los músculos como nuevos, eso es el tapering.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Ya tengo dorsal



Y me gusta. A mí, en realidad, me encantan los números, antes me enteré y me puse a pensar en la numerología y en la cabalística del tema (hay que estar loco para obsesionarse hasta este punto, por eso lo de la L del logo de la imagen), para empezar es perfectamente un número binario, que traducido a sistema de base decimal equivale al número 11, que no significa nada, pero que es bonito. Lo de TriStar sobra explicarlo. Para que no piensen que estoy rematadamente demente les diré que el logo es del avión de pasajeros Lockheed TriStar L-1011. También me gustan los aviones y éste en particular era muy bonito, tenía tres turbinas, es decir, la natación, la bici y los piés. Nos vemos en el manicomio de Puerto del Carmen el día 23.

martes, 12 de mayo de 2009

¿Quién dijo que el tapering es suave?


Se me está haciendo interminable y a veces tengo la sensación de que no es menos duro que la "cumbre" que ya he pasado. Lo bueno es que quedan solo diez días, un suspiro. Desde aquí le mando ánimos a los futuros finisher Cándido, Agustín, Luis, Iván B., Marcos y Jorge para lo poco que queda. El día 23 es la guinda del pastel, con lo que hemos hecho hasta ahora ya nos merecemos ser todos unos Ironman.

viernes, 8 de mayo de 2009

Mejor no hablar


Basta que uno diga que el viento está de vacaciones para que regrese con fuerza. Hoy fue uno de esos días en que daban ganas de regalar la bici al primero que pasase y volver a casa en guagua, el viento era muy fuerte, seguro que pasaba de los 45 km/h, racheado y de dirección N-NW, algo nada habitual que hacía que fuese extrañado todo el rato con sensaciones distintas a las que uno tiene memorizadas de tantas veces que pasas por ahí. Pero como todo no pueden ser quejas, ya queda menos para disfrutar y habrá luna nueva...¿Se repetirá el viento en dos semanas? siempre que hay luna nueva o llena el viento arrecia. Ya veremos.

Mañana toca nadar y a las 10:30 ver el super partido de fútbol 7 del super Aceitún contra los benjamines de Las Playitas. Como si fuera la champions.

jueves, 7 de mayo de 2009

Demasiada tranquilidad


Vivimos unos días que la verdad verdad, me huelen mal, no es posible tanto buen tiempo tras el invierno largo, rebelde y desconsiderado que hemos tenido. Ojalá la cosa se mantenga así hasta el 23, aunque bueno, tengo mis dudas, porque esa carrera a pie sin viento y con el sol a plomo puede ser algo así como sentirse como un pollo dentro del horno con papas panaderas de guarnición.
Estos días los entrenos los llevo muy bien, tras el subidón del Volcano me siento como el Macca en el tapering. Ahora se trata de volver a la meditación y el sosiego y recordar que el IM es otra historia y que no es lo mismo correr dos horas y pico que más o menos doce. Hay una ligera diferencia. Ayer me puse el casco aero después de un año en la caja, ese casco que hace que la gente vire la cabeza en la calle para verte y que es bastante más caluroso que el otro. Espero que sea efectivo el asunto, lo que si es verdad es que cuando coges la directa en llano y con viento a favor, el ruido aerodinámico es bastante menor que con el otro.
Ayer mismo me tropecé por esas carreteras antigüenses a Salvi, sin duda estaba de cacería de liebres o conejos por el Valle, me dijo que podía darle mas caña en este blog, pero no sé que más puedo decir de él, la foto de las pieles ya no haría gracia y tengo otras fotos que pueden herir la sensibilidad del espectador. Los zorritus nunca descansan.
Está tan cerca el Ironman que ya casi lo hecho de menos y me quiero apuntar a otro ya. Lo he visualizado tantas veces que lo habré hecho sin meterme en el agua. Pero hay que hacerlo y ya no hay más tiempo, el que no haya estudiado lo suficiente cateará como con un examen de integrales.

domingo, 3 de mayo de 2009

El Volcano me pone o como pelearse con una almohada

4oo y pico participantes, el Calima en peso, Van Lierde y Jammaer ¿Qué más se puede pedir? Aunque parezca increíble había más, pero empecemos por el principio. Ya el mismo viernes Día del Trabajador, almorcé una pizza con el León, buen comienzo porque el León lleva meses sin rugir, se ha vuelto un felino civilizado que muerde más que ruge. En la furgona subimos a Salvi (el mismísimo Sr. Z) nada más llegar a Corralejo. Mi felicidad iba en aumento porque la ex-pareja de hecho son una de mis principales fuentes de materia prima para este blog como ya se habrán dado cuenta. Todo eran risas y más risas, pero entre una y otra el zorritus lanzaba algún que otro chasquido y me amenzaba con meterme diez minutos o más en la meta de La Santa. Yo estaba tranquilo porque Salvi no era mi objetivo prioritario pero fastidiaba porque la guerra psicológica es una de sus principales armas y yo ya estoy bastante obsesionado con el IM como para añadir más estrés al cuerpo. Nos fuimos a la pasta party y allí empezó el show de Luis ¿Cómo puede comer tanto? Arantxa debe estar arruinada haciendo cinco o seis barras de pa amb tomaca para desayunar cada día. Yo me fijé como objetivo atacar la Lasaña de entrada y finalizar con helado, vamos, un clásico del Volcano. Por la noche yo estaba ya, después de tantos chasquidos, skinfits y lasañas listo para el edredón cuando a Iván le entró almohaditis aguda, es un desorden psicosomático que consiste en darle hostias a la almohada toda la noche, seguro que Desi ya se habrá dado cuenta del asunto pero no me lo había advertido, así que eso unido a mis nervios por no se qué (síndrome pre-competitivo) consiguieron que no pegara el ojo toda la noche. Fue una de esas noches que piensas en todo, desde el ranking majorero hasta el conflicto árabe-israelí. En una de esas pensé que al día siguiente pagaría con minutos tanta lucidez mental, así que me dije no te preocupes chaval, lo tuyo viene dentro de tres semanas. Vi como la luz se filtraba en la habitación al amanecer y me quitó un peso de encima, ya tenía ganas de empezar a nadar.
Sonó el pistoletazo a pesar del cabreo de Kenneth Gasque porque algunos chicos estaban por delante de la boya de salida, por cierto, no le entendía nada de lo que decía por el megáfono. Pues empezamos a nadar y yo relajado a tope, iba muy bien la verdad, a pesar del gentío, ha sido una de las ocasiones que menos roces y golpes he tenido en esa laguna. No sabía cómo lo estaba haciendo, pero mal, lo que se dice mal no del todo porque no me despisté como en otras ocasiones haciendo eses por la charca. Capté la movida cuando me veo en los boxes nada más y nada menos que a Agustín y por detrás de mí al mismísimo León. Flipaba. Podía haber acabado la prueba allí mismo y yo hubiera estado feliz pero la cosa podía mejorar más aún. Me dije que era hora de quitar el freno y mandarle caña, que mañana sería otro día, que me olvidara por un par de horas del IM del día 23. Así lo hice y subí hacia Soo pasando gente y Agustín a unos 500 m, iba acoplado y me sentía bien, en la bajada a Famara, el espectáculo era delicioso, como si fuera un rosario de ciclistas de punta a punta. Logré llegar hasta donde Agustín y Rayco y nos vinimos juntos, yo además desesperaba porque no conseguía enganchar con Iván (¿Cómo puede rodar así estando recién casado?) y había perdido de vista al zorritus, entre medias pasamos a Mateo y bajando para la T2 despegué unos segundos al Sr. Noval. Comencé a correr a ritmo bueno y justo en el primer giro de la carrera a pie trinqué a Iván y le dije ¿Cómo estás? jodido, respondió, vaya carrerón para reaparecer en la competición, así da gusto pensé. Tan jodido no estaba. El presi me dijo también "Salvi no está a la vista" y yo entendí "Salvi está a la vista" por lo que intenté acelerar el paso para pescar al más huidizo de los calimeros. Agustín sacó la casta y me pasó. Por cierto, Luis iba primero, pero a pesar de ser una pasada, como es algo habitual no le damos la importancia que tiene, Luis se salió, así de simple. Me encontré de frente, al fin, con Salvi y estaba detrás de mí, yo pensé que lo masacraría en este blog al llegar a casa después de tanto chasquido pero sacó la mano para chocarla con la mía, aceptando la derrota y eso me tocó la fibra sensible, casi se me sale una lágrima viendo como ese portento de la naturaleza aceptaba que mi volumen de entreno pudo con su agilidad y que en su carita llena de sal se dibujaba una sonrisa. Llegados a meta me puse a contarle a todo el mundo lo bien que lo había hecho y me di cuenta que a todo el mundo (o casi) le había ido bien ya que hasta el León, al que yo me imaginaba sufriría como un perro le salió una carrera más que buena para su volumen de entreno (eso es clase), nada más pasar la meta este felino sacó su habilidad comercial y negoció con todo quisque, ¡Casi le vende dos culottes Skinfit al Jammaer!, nadie se cayó ni pinchó y todos nos acordamos de Beneharo, que tenía que estar allí pero que una caída le dejó más guapo que antes.
Antes de cerrar este post, quiero darle las gracias a todos mis lectores. Lo hago por ustedes. Ciao.