Basta que coincida que el León me trajo las cositas skinfit que le pedí y sobre todo el Garmin que me autoregalé para sentir la sensación típica de un niño la mañana del seis de enero. Lo del Garmin vino casi porque me puse a experimentar con el Polar y éste pasó a mejor vida, la excusa perfecta para adquirir un aparato que te dice que fuiste por la carretera de Antigua aunque tu ya lo sepas. Otra ventaja es que te olvidas de poner imanes a las ruedas y que te bajas de la bici y sigue funcionando el aparato. El software que trae me dijo que en los 40 km que hice gasté 2008 kcal ¿No es una exageración? si es así, si fuese verdad, yo soy capaz de iluminar el árbol de navidad que ponen todos los años en el Rockefeller Center. Otra cosa que te dice es que puedes correr con tu otro yo, o sea picarte contigo mismo pero de forma diferida en el tiempo. Estos juguetitos son la pasada.
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