Fue todo como por arte de magia, nada más arreglarse el termo de la piscina y ponerse el agua a la temperatura de un spa cualquiera cuando el agua se llenó de nadadores-turistas. Cuando me asomé por primera vez desde el arreglo a la swimming pool el espectáculo era como ver un documental de la BBC, de esos en que una supermanada de delfines persigue a un banco de sardinas. Calculo que habría unos seis por calle, por las ocho calles, pues casi cincuenta nadadores de élite dale que te pego a la vez. Una visual al cuadrante semanal me confirmó lo que mis ojos veían, ese día no podría nadar, y los siguientes con mucha dificultad. El llenazo era total, había huecos a horas prohibidas y habría que nadar a empellones. Me fui al mar, donde había más espacio pero al menos siete grados menos, difícil papeleta, hay un conflicto espacio vs. temperatura. Creo que a la larga ganará la temperatura y me dedicaré a bracear para todos lados para hacerme un hueco en alguna calle.
En cuanto al resto de los segmentos, la cosa se está poniendo seria, ya van unas cuantas semanas de la hoja de cálculo en color naranja, eso implica presión sobre los horarios y madrugar un poco más, vaya, lo que ya me se, la tuerca está empezando a girar a favor de las agujas del reloj. Ya estoy más cerca del tope que de la base de los entrenos y vienen las ocho semanas decisivas, con la parte gorda del volumen y la intensidad a tutiplén en puertas.
Ni siquiera estar acostumbrado te salva de momentos malos en los entrenos, uno no es de piedra y a veces a uno le gustaría bajarse de la bici a la tercera hora de empezado el entreno y quedarse en una playa de esas que trufan esta isla y ya está. Si no fuese tan duro esto no tendría gracia. Bali puede esperar.
Ni siquiera estar acostumbrado te salva de momentos malos en los entrenos, uno no es de piedra y a veces a uno le gustaría bajarse de la bici a la tercera hora de empezado el entreno y quedarse en una playa de esas que trufan esta isla y ya está. Si no fuese tan duro esto no tendría gracia. Bali puede esperar.
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