No, no es la que no me dieron los organizadores del Tri de Playa Blanca (ni a Jane, ni a Cándido, ni a mi) porque la norma Nº 11 del reglamento del Open de Triatlón dice que si no voy a recoger el trofeo, etc, etc (léanse la norma por favor, que yo no tengo tanta memoria) no tengo derecho a reclamarlo. Lo que no tiene en cuenta la norma Nº 11 es que si no cojo el ferry me quedo esa noche en Lanzarote y además resulta que nadie sabía la clasificación, bueno, si salieron las clasificaciones, salieron cuando todos los calimeros estábamos enfrente de la Isla de Lobos llegando al muelle de Corralejo. En vista de la situación y como véte a saber cuándo volveré a tener la suerte y el acierto de quedar 1º de veteranos he decidido hacerme mi propio trofeo con plaquita y todo, y ya que me lo hago yo, evidentemente no voy a escatimar en gastos. Para una vez que quedo primero, tiro la casa por la ventana. En efecto, el trofeíto es el de la foto y tuvieron que meterlo en mi casa por la puerta de la azotea con una grúa, pesa cerca de 90 kg y mide 1,2 metros de alto. La placa es de plata maciza y dice: "Este humilde presente está dedicado al inconmensurable esfuerzo desplegado por un supertriatleta que ha sido laureado en el glorioso día ocho de marzo del año del señor dos mil y ocho en la noble ciudad de Playa Blanca, por la gracia del espíritu santo y con el beneplácito del Comité Olímpico Internacional con sede en la ciudad de Lausana, Suiza". ¡Toma ya!
1 comentario:
Muy guapo! Así son las cosas y hay que tomárselo con ese humor.
Gracias por hacerme empezar el día con unas risas.
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