"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de absoluta oscuridad. Peligro constante. No es seguro volver con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".
(Ernest Shackleton en los periódicos británicos reclamando voluntarios para una expedición a la Antártida en 1914)

lunes, 6 de septiembre de 2010

Si vas a por la mitad prepárate como si fueras a por todo


Es la respuesta a una duda que tenía ¿Cómo afrontar un medio ironman? ¿Debía entrenar un poquito más de lo normal a estas fechas o debía darle el caché de un ironman, pues creo que un poco más de esto último ¿Por qué?

Nada más bajarnos del ferry Cándido tenía ganas de marcha y se subió a la bici junto a Juanma para subir Femés, era la primera vez que la subía en coche y la cosa prometía diversión, menos mal que era corto porque medio kilómetro más a ese régimen de pendiente y abandonaría hasta Eneko. Nos instalamos en el apartamento y para los ¿boxes? La poca participación los dejaron en boxitos, acostumbrado que estaba a ver esa avenida petada de bicicletas hasta dentro de los bazares de los hindúes. Comimos, nos tostamos al sol charlando con la gente y todo el rato de pie, justo lo que no se debe hacer el día anterior a un aprueba. La pasta party fue algo cercano a un timo y nos fuimos a la cama a dormir de forma intermitente. Por tradición me desperté bastante antes que sonara el despertador y nos fuimos a desayunar los tres calimeros (Cándido haciendo de caddy) prestos a los boxes y el buen rollo era generalizado, estábamos como en familia. No había estrés y el día estaba fetén, nublado, sin viento, mar plato plato y los dos catamaranes colocándose para marcar el circuito de natación. No estaba mal el tema, parecía el IM de Kona. En el arco de salida la cosa parecía un sprint, cuatro o cinco filas de triatletas como mucho. Kenny dió el bocinazo y al agua. No hubo ni un golpe, todos muy educados y separados a más de un brazo de distancia. Empecé a nadar bastante fuerte y con buenas sensaciones, la orientación era magnífica dado el tamaño de los buques. Mejor natación imposible. En la segunda vuelta bajé las revoluciones y salí del agua a la tienda, oí al León decirme ¡Hidrátate León! Buen consejo ese con lo que quedaba. Ya en la bici la distancia entre uno y otro ciclista era sideral, ideal para que los jueces no tuvieran mucho trabajo a la hora de sacar tarjetas (o que no tuvieran cargo de conciencia). Comienzo hacia Tías y luego Conil, se empezaba con un sopapo en el cogote para que espabilara. Ahí me cogió Jorge y apreté lo que pude, me despegué un poco de él, está claro que estar cerca de un majorero acelera el ciclo de Krebs. La parte de la Geria era una autopista y en el descenso al Golfo Jorge me vuelve a coger junto a otros dos corredores. Me entra una empanada y me descuelgo, mal momento para vacilar porque en las salinas empezaba a apuntar pa'rriba la carretera, vaya vaya con Las Breñas, todo el mundo pendiente de Femés y el meollo era antes, es como si esperases una patada y te sueltan un bofetón mientras mirabas los piés. Se me hizo dura subir, descansito engañabobos de 500 m y llega una rotonda con una flecha que dice Femés, nada más empezar le estaba dando duro a la palanca de cambios buscando otro piñón y el cable decía que no, que se acabó lo que se daba, la reserva de piñones se fue con la crisis. La subida es dura pero tiene tres curvas en la que los ingenieros decidieron ahorrar en asfalto y lo mejor era hacerla recta hacia la cumbre. Oigo “Pascuaaal” como si el cabrero llamase a los baifos, me sentía como en los alpes suizos, en las faldas de un col de primera categoría. Era el tourmalet conejero. Menos de un kilómetro durísimo pero llegué arriba. Luego a reordenar la mente y las piernas, a recuperar ritmo. Avituallamiento en Uga (el último) y me pertrecho, esta vez la “energy drink” es bebible, una suerte. Faltaba Timanfaya que se me hizo eterno. En Tinajo estaba tocado y me recuperé bastante justo antes de empezar a bajar. A correr se ha dicho, ritmo de crucero y distancia entre corredores más que holgada. Las vueltas eran de 7 km, todo un acierto. Mi primera referencia de tiempo fue al final de la primera vuelta, si corría a 5:30 el kilómetro cumpliría mi objetivo que era bajar de cinco horas y media. Me crucé con Juanma que parecía entero. Rubén Herrera estaba siempre sonriendo y los impagables calimeros animando (Luis, Pablo, Cándido, Rafa, etc) y gracias, por extensión, a todos los que me brindaron una palabra o gesto de ánimo, venía de perlas. La segunda vuelta bajé el ritmo pero en la última iba bastante despejado y suelto. 5 horas y 21 minutos en el reloj. Perfecto, Kenny me da la mano me pregunta un par de cosas y a asaltar la tienda de los helados. Sensaciones Ironman 100%. Si quieres hacer un 70.3 ya puedes ir entrenando, te lo recomiendo.

2 comentarios:

Pablo Herrera dijo...

Hola león!
Muy buena carrera y, también, buena observación, sólo que a ese "a por todo", yo, le añadiría más intensidad antes que volumen, cosa que ya tienes asegurada en tú cuerpo.
Estoy seguro que en Playitas lo harás mucho mejor después de toda la experiencia que estás acumulando y, por supuesto, con la motivación de correr en "casa".
Ya te paso algunas fotitos.

Lo dicho, enhorabuena y a recuperarse.

Teófilo Sánchez dijo...

Ahi va.. aumentando el pálmares considerablemente.. y cada año corres algo mas. Tienes más carreras que un pro.
Saludos!