Las bajadas son malas, casi en todos los sentidos se podría afirmar, los economistas le llaman deflación si los precios bajan, a priori algo chachi, que bajen los precios de las cosas de forma continuada y persistente es lo más parecido a una plaga bíblica para un experto en la macroeconomía. Para los trabajadores, regresar de las vacaciones es como una tragedia de Eurípides, bajar de la montaña del placer es duro duro. Para los desenamorados es la misma historia pero en versión aumentada y mejorada. Estar enamorado es como una fiesta de dopaminas en el cerebro en la que hay barra libre. Tras la fiesta no falla la resaca y todos saben que proporcional a la subida suele ser la bajada, y no siempre se recupera el nivel anterior. Para los triatletas, solo hay que ver el gráfico de la hoja de cálculo del volumen y darse cuenta del drama de las semanas posteriores al Ironman, parece el precipicio donde tiraban a los bebés espartanos que nacían con alguna deformidad. Las endorfinas están caras a estas alturas, por eso es mejor tener cuidado a donde se sube uno.
1 comentario:
No te preocupess! Cuando te quieras dar cuenta vas a estar ya rodando kms.. Ocean Lava! Luego asamblea.. y cuando te des cuenta estas en la fase roja! jeje.
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