Eso pensé cuando quedaban pocas horas para expirar el plazo de inscripciones para el triatlón Volcano del próximo sábado ¿Cómo iba a dejar escaparlo? Es verdad que no tengo la rodilla al 100% y que la razón me aconseja no abusar de mi estimada rodilla izquierda, que dicho sea de paso, no tiene la misma personalidad que la derecha. El triatlón ha minado tanto mi psique, me ha hecho pasar tantas hora escrutando a mi cuerpo que ya me he dado cuenta que mis dos rodillas son como si fuesen dos hijas gemelas, se parecen pero no son idénticas. Pues eso, que no podía dejar escapar a mi triatlón fetiche. Me vendrá bien para desconectar de las carreteras majoreras que las tengo más vistas que Lo que el vientos e llevó o Lilo y Stich (Efecto colateral de tener un niño en su momento consumidor compulsivo de deuvedés). Bueno ¿Y cómo van los entrenamientos? Estoy harto que es lo más suave que se puede decir, estas semanas rojas le hacen plantearse a uno asuntos existenciales que solo te planteas en situaciones extremas, menos mal que la experiencia me dice que esto es cuestión de tiempo que pase y que volveré a tener esas mañanas de domingo en que pueda levantarme cuando quiera o dejar correr tanto tiempo como dura una peli de la serie Piratas del Caribe o parezca mi vida un remake de Forrest Gump. Para acabar, he de aprovechar estos momentos en que mi club sigue siendo tercero de Canarias por puntuación y pregonarlo no sea que no se lo sepa alguien todavía, recuerden que los vikingos estuvieron en América la tira de veces antes que Colón y no se lo dijeron a nadie, luego llegó el genovés en plan guay y lo publicitó bien y fíjense el resultado.
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