El día de San Fermín del 2013, que será un domingo, estaré a la misma hora que abren la puerta de los corrales escuchando el bocinazo de salida del Ironman de Frankfurt en un lago cercano a la capital del Meno. Estaré con las palpitaciones a tope como si me siguieran los toros pero en vez de cornadas serán sopapos de tios y tias embutidos en neopreno. Motivación por las nubes es lo que necesitaba y ya estoy con ganas de empezar a nadar.
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