Casi que debería pedir disculpas a todos mis (pocos, pero suficientes) lectores por haber tardado tanto en escribir algo en este humilde blog, pero como nadie me da un penique por escribir y solo lo hago por amor al arte pues tampoco voy a llegar tan lejos. Entre medias solo he nadado de Lobos a Corralejo, prueba que adoro aunque sea mal nadador. Hasta el año pasado la travesía de Lobos era el punto final de la temporada, pero como este año todo es distinto he estirado los entrenos de mantenimiento hasta el puente de la Constitución para así empezar ocho semanas después de lo habitual y llegar a punto a Frankfurt. Estas semanas son y no son, los entrenos son de risa y la consecuencia son los kilitos de más sobre el máximo que me impongo. Va a costar bajar el número de la balanza. Todo sea por renovar el panorama, la idea de correr un Ironman distinto a Lanzarote es un desafío muy atractivo, ya me he instalado todas las aplicaciones sobre mapas de la capital del Meno, soy un friki multidimensional. Dentro de poco será la asamblea del club, casi un Ironman de la risa.
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