En este mundo debe haber de todo, no solo porque lo decía mi abuela si no porque cuando la naturaleza echa los dados las posibilidades de existencia de distintos tipos de personalidad son proporcionales al tipo de personas, infinitas, pero lo que si es verdad que hay un rasgo que unifica las psiques de muchas personas y es la tendencia a querer destacar en algo, solo hay que mirar al personal que suele esforzarse en lo que más aptitud tiene para destacar algo de la media, pero si puede chupar cámara ahí va y se lanza para conseguir su minuto de gloria. Otras personas tiran de arte y de labia y adornan lo que hacen para lucir forzosamente. Los triatletas buscan el camino más tortuoso, camino que comparten con faquires, chalados y trastornados varios que es el de impresionar a la basca por lo bestia que pueden llegar a ser. Los triatletas rápidos se decantan por el sprint para destacar en esa distancia, pero los que no tienen tanta chispa tiran para el lado oscuro que es la larga distancia y ahí, ahí compañero no hay límite más que el que el cuerpo aguante. Claro, si se trata de ir más lejos, lo más lejos es el infinito y por definición no se puede alcanzar. No nos queda nada. Ya echo de menos las frikadas de entrenar 25 horas semanales ¡Abajo el descanso!
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