Lo digo porque antes me fijaba en el tiempo de entreno y ahora me fijo en la media que hago. Antes miraba la hora para ver si tendría tiempo antes de que anocheciera y me quedase botado por ahí y ahora me sobran las horas de sol. Antes salía con comida en abundancia casi con una frutería en el bolsillo: plátanos, barras y geles y ahora salgo con el agua y gracias. Antes ni me rozaba con el pulsómetro, ahora me quedo perplejo de ver que para subir revoluciones tengo que ver una peli de Stephen King y ni con esas, mi corazón parece el motor de una Harley-Davidson, alcanza su máximo par a muy bajas revoluciones pero ahora toca ser una Ducati, porque si no transmuto y rápido, me van a pasar como las gacelas pasan a los quelonios (tortugas). ¿Se podrá cambiar el mecanismo a tiempo? Da igual, lo importante es pasear como los Ángeles del Infierno lo hacen por la ruta 66.
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