Ves ¡Te lo dije! La carnitina es
para adelgazar y no para ganar masa muscular, además viene bien para el cutis y
la cutícula –Esto lo decía Iván B. mientras no despegaba sus ojos de la revista
Saber vivir que había sacado de una
columna de revistas con todo lo necesario para ser un buen triatleta- La frase
estaba dirigida a Jorge Abajos que con cara de fastidio y entornando los ojos
le respondía un “No es lo que me dijo Tito” casi estaba a punto de replicarle a
Iván B. hasta que tronó desde el fondo de la habitación un “Basta ya de
chorradas y vengan aquí” era Tito, Tito Dickinson, sentado en una mesa y con
cara de pocos amigos, miraba de soslayo a los rockeros-triatletas y solo con la
intensidad de la mirada había conseguido que viniesen prestos a sentarse a su
lado. Estaba vestido con una camisa de Ralph Lauren blanca de botones abierta
que mostraba sus abdominales tableta de
chocolate esculpidos por la genética y kilómetros de spining, una cadena de
oro del grosor de un espagueti Nº 5 y
unos pantalones Armani de corte slim.
Iván y Jorge permanecieron callados unos segundos y no pensaban abrir la boca
hasta que Tito les dijese algo. Tito soltó un suspiro y empezó la conversación:
Tito: Ya es hora de que traigamos
a Juanjo con nosotros y no voy a esperar más -Jorge e Iván se miraron atónitos-
antes del viernes santo estará con nosotros.
Jorge: ¡Pero Johnny tiene para
rato en la trena!
Iván: ¡Y le quitaron el tercer
grado cuando llegó tarde de un entrenamiento que hizo a Las Hermosas, pararon
en Pájara y se les fue la pinza!
T.: Díganme algo que no sepa. He
dicho que le vamos a traer si o si. He pensado que vamos a sacarle y se perfectamente
cómo hacerlo, tu Iván te vas a disfrazar de fulana y concertarás un bis a bis con Juanjo, debajo de la faja
llevas una lima y Johnny hará el resto.
Los otros dos calimas asintieron
y se fueron a sus casas entusiasmados con la idea prodigiosa del productor
favorito de Fuerteventura. A la mañana siguiente, temprano, estaban los tres
dentro del coche de Tito, un Aston Martin como el de James Bond pero blanco y
azul en honor al club de sus amores. Tito hizo la señal con un parpadeo, no
hizo falta que dijese nada e Iván puso el pie a tierra, llevaba una peluca
rubia espectacular, minifalda y medias de redecilla (se había depilado la noche
anterior) gafas Prada que le tapaban media cara. Los tacones eran de Manolo
Blahnik. Iván caminaba con soltura, sin duda producto de las prácticas en los
carnavales, y alejarse unos metros a Jorge se le escapó un “Nunca había
reparado en lo guapo que es”. Según el plan trazado, y dado el estado claustral
de Johnny con poco contacto femenino, Iván tendría que haber estado de vuelta
en cinco minutos. Pasaron diez…quince…Tito estaba impaciente y se temía lo
peor, pensaba quién le habría mandado a hacer eso, con lo cómodo que estaba
representando a Beyoncé y además le habían prometido ser jurado en “Tu si que
vales”. Ya estaba desesperado y ve aparecer las curvas del Iván, un poco
despeinado y sin resto de pintura labial.
Tito: ¿Qué te pasó?¿Por qué
tardaste tanto?
Iván: Nada, entré en la zona de
habitaciones bis a bi, como me habías
dicho, en la 121. Estaba un poco oscuro y allí me quedé un rato. Johnny fue muy
cariñoso pero me pareció que había engordado y sobre todo más alto, se ve que
ha cogido kilos en la cárcel.
Tito: …Te dije que era la 211.