La primera semana

El lunes empecé. ¿Que cómo me sentía? bien, ya tenía ganas de empezar. Me decidí a coger el neopreno y las zapatillas porque ni mi cabeza ni mi cuerpo me dejaban descansar más, sobre todo el cuerpo, aunque sé con certeza que me arrepentiré de haber perdido estos días de Dolce far niente cuando mis músculos me pidan una tregua allá por la primavera del 2008.
Viendo tablas de entrenamientos de varias fuentes uno casi se marea, que si 400 km de bici por semana, que si 8 series de 2000 m a todo vapor, que si 4000 m estilos con palas, etc... la cosa se pondrá dura durita desde enero hasta junio. Menos mal que conmigo se van a Roth los figuras del Club Calima y así tener referencias y no llorar cuando me meta en el agua a 19 ºC durante un buen rato.
Tengo que decir que las sensaciones son magníficas. Cuando uno entrena sin estar cansado de palizas de días pasados, parece que uno flota cuando corre. Lo de nadar es otra historia bien distinta, ¡fuerte deporte más ingrato! hace solo dos semanas hice la travesía de Lobos y después del descanso no se si terminaría 1000 metritos de un acuatlón. En cuanto a la bici, parece que ella y yo somos amantes, da igual el tiempo que hayamos estados separados, el reencuentro es apasionado y muy placentero.
Hasta pronto.