No solo tiene que ver la meteorología, también ocurre que como los triatletas solemos tener familia entonces surgen imprevistos y novedades que hacen que el planing salte por los aires. Pero para eso está la sabiduría y el arte del triatleta para hacer cuadrar las cifras semanales sin que merme mucho el volumen. Por ejemplo, a mi niño le toca partido de fútbol el sábado a media mañana, yo no me echo a llorar y simplemente cambio la transición del domingo para esta tarde, a costa de almorzar unos plátanos para que me diera tiempo y no se me hiciera de noche. La piscina de esta tarde la dejo para mañana y la kilometrada de mañana para el domingo, a costa de no entrenar con la force de frappé de los calimeros. Al final hasta me gustó el cambio, ya se sabe que no hay mal que por bien no venga, mañana me levanto a horario de humano normal, desayuno continental y a ver el partido.
Por otra parte estoy contento de que el Sr. Z nos haga de modelo de las equipaciones skinfit, le ajustan perfecto ¡Y dice que está gordo! La única vez que estuvo más gordo fue en la clínica cuando nació. Los zorros no engordan, siempre están corriendo detrás de alguna gallina o conejo.
Y del felino ¡Qué puedo decir! está depre el pobre, que si soledad, que si patatín, que si patatán ¡Si nunca ha estado mejor! hasta más guapo está que el año pasado que de tanto entrenar parecía el tío de Simba. Arrivederci amici.
1 comentario:
Gracias por los ánimos!
Estamos en una nueva etapa.
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