Eso me dijeron dos ironmanes del Calima como Iván y Agustín hace un tiempo, que la segunda vez que intentas un IM los entrenos los asimilas con más naturalidad y que es más fácil o llevadero. Pues casi que tienen razón, lo que el año pasado me parecía una montaña ahora me parece una colina, pero sigue siendo duro evidentemente, pasar frío es una cosa que se olvida nada más calentarte, uno siempre olvida lo malo pero la costra permanece durante un tiempo. No es que mi vida deportiva sea como jugar al parchís en la playa de la foto bajo el cocotero del fondo, pero salir cinco horas en bici parece más ligero que antes. Que haga media hora más o media hora menos el 23 de mayo, es algo casi casi secundario, lo importante es llegar.
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