"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de absoluta oscuridad. Peligro constante. No es seguro volver con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".
(Ernest Shackleton en los periódicos británicos reclamando voluntarios para una expedición a la Antártida en 1914)

viernes, 6 de mayo de 2011

Planeta Kalima (Capítulo I)


Eran las 10 de la mañana de un jueves cualquiera e Iván R. echaba de menos el cortado que le metía algo de cafeína en las venas, como no recibía mensaje alguno de ningún calimero cruzó la calle que le separaba del Bar Central y pidió un leche y leche largo para llevar, diligentemente se lo sirvieron en un vaso de poliuretano expandido y volvió a su atalaya a mirar en el ordenador el stock de frenadoles, se sentó tranquilamente y sin darse cuenta tropezó con el cajón marcado con V con tan mala suerte que se le cayeron tres pastillitas de valium dentro del sabroso brebaje, concentrado como estaba con las cifras de la pantalla no notó el nuevo saborcito y terminó de tres sorbos con el contenido del vaso, no tardó en sentir la llamada de morfeo y se fue al local vecino a echar una cabezadita entre los posters y la cervélo. Cerró los ojos y los abrió en otro lugar y tiempo, todo le era familiar pero con ligeras diferencias, en realidad era un universo paralelo en que lo que aquí es arriba allí es abajo, vamos, todo al revés. Se sentía bien y estaba sobre su bici a la cabeza del pelotón de Kalimeros, el equipo de triatlón más plagado de superestrellas de la isla de Flojaventura, a su lado estaba un portento del triatlón, Venearo, el líder del ranking, era líder porque vivía en cuerpo y alma para el triatlón, más de una vez Iván le había dicho que aflojara un punto, que desconectara y se distrajese con otras cosas, que no todo en la vida era el triatlón. Vene no le hacía caso y entrenaba día y noche. Así era el chico, no había nada que hacer para cambiarlo. Tras él y rodando dificultosamente estaba Markos con su pelo rizado negro azabache y su cuerpo menudo, se cruzaron las miradas y Markos le preguntó ¿Cuándo nos ingresas la pasta? Se refería a la remesa de los patrocinadores del mes, que según había dicho en la asamblea semanal del club tocaba a 10.000 euros por cabeza, claro, los patrocinadores se peleaban por lucir su logo en el maillot kalimero y eso hacía subir la cotización, Iván estaba preocupado porque había rechazado una oferta de Bwin y otra de Coca Cola, nunca le gustaba decir que no. Lo siguiente que le preguntó Markos fue ¿Quién es ese?, señalando para un chaval que por la pinta tenía que ser del grupo de edad sub23, promesa del club según tenía pensado el presi, “Se llama Kándido Limoneros, era nadador y residente en Tenerife, en todas las carreras sale del agua primero y luego se desfonda en la bici” le contestó al menudo Markos, “Pues a mi me parece que pierde aceite” dejó escapar mientras miraba la melena sobre los hombros del joven Kándido Limoneros. Más atrás estaba Raúl que estaba fijo a rueda y no quería acelerar el ritmo, en un momento dado Markos le preguntó ¿Y Agustín? Se dio media vuelta pa' casa, contestó Raúl, ¡Pero si solo llevamos 5 km! Ya, pero le parecía mucho, me dijo que esta semana nadó un total de media hora, corrió otra media y ya estaba harto de entrenar, Raúl meneaba la cabeza como signo de desaprobación mientras pensaba que el chaval debía entrenar más, coger el ejemplo de Vene vaya. La cola del pelotón la cerraba Zito, lo cerraba porque pesaba más de 100 kilos y según él estaba fijo entrenando sin parar ¡Todos le creían sin la menor duda!. Casi sin darse cuenta se cruzaron de frente con otro miembro insigne del club que no paraba de entrenar, era Paul alias “Nike” porque estaba vestido de arriba a bajo con la marca del swoosh. ¿Has visto a Juanma? Preguntó Paul ¿Cuál? ¡El que trabaja sobre la moto! - Ahhhh – pues no, le gritaron, debe estar multando a los que van a menos de 120 en la carretera de Tesjuate. Todos asintieron con la cabeza y pensaron que si Juanma no aparecía habría buen tiempo.

No hay comentarios: