"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de absoluta oscuridad. Peligro constante. No es seguro volver con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".
(Ernest Shackleton en los periódicos británicos reclamando voluntarios para una expedición a la Antártida en 1914)

lunes, 16 de agosto de 2010

Apostar tiene sus riesgos


La ruleta empezó a rodar en el casino, la bolita saltaba, el croupier avisó y todos colocaron sus fichas, es imposible que todos ganen, aunque siempre se pueden salvar los muebles si apuestas de forma conservadora. El zorritus por ejemplo estaba tan tranquilo y en una jugada lo perdió casi todo. Pero empecemos con orden que hubo de todo el sábado. Para crear buenas impresiones había mejor organización que otros años aunque los tablones de madera de los boxes no me entusiasmaban mucho, nos llamaron por orden alfabético para la salida y como siempre fui uno de los últimos de la lista de la clase esta vez no iba a ser distinto y me tocó salir en el último escalón, pero yo tenía una carta marcada: La goma. todo un as en la manga. Desgraciadamente el tapón de gente no me dejó nadar el primer minuto, pero si la montaña no va a mahoma entonces mahoma va a la montaña, decidí abrirme para evitar el atasco y empezó el festival. Acostumbrado a nadar sin el neopreno me sentía como un jetfoil y adelantando a todo quisque. Fallé en la orientación y me alejé unos 20 m de la línea más corta pero daba igual, me sentía como un torpedo y me preguntaba si Iván o Fidel estarían muy lejos así que a bracear como un molinillo. Salí del agua con Juan Pedro, Sito y Salva. Parecía una asamblea del club. Estaba contento y a rodar se dijo. Éramos un pelotón de una docena en que había gente conocida y nos pusimos a apostar a ciegas, porque parecía el circuito de Laguna Seca y hasta Rossi se ha caído allí. Pues la negra le tocó al zorritus, en un lance del juego y junto a otro chaval a cola de pelotón no pudo esquivar a una chica que iba despacito y el codo del antigüense acarició el asfalto unos metros, yo no me di cuenta de la grave pérdida hasta que en la vuelta siguiente vi a Salva con cara compungida y desconectado de cualquier pelotón. Parecía que lo trincaron in fraganti cazando gallinas en un corral y el granjero le dió una tuesta. Pobrecito, a mi me enterneció el corazón. Pero era cuestión de fijarse bien por donde se andaba porque había vallas, baches, obstáculos diversos y hasta algo que pensé que era un perro muerto, pero no, era un madero tirado en medio de la calle. Parecía una peli de Indiana Jones. Al contar la quinta vueltita nos bajamos juntos también y Sito tenía prisa porque se fue sin despedirse. Juan Pedro tenía flato y yo a administrar las fichas que me quedaban. Iván estaba delante de todos nosotros a una distancia que en 5 km desanima cualquier intento de proeza, así que a ver el paisaje y a sacarme fotos en la zona de meta (gracias a todos) con sonrisas en la cara y evitando desencajar la mandíbula. Antes muerto que sencillo.

1 comentario:

Teófilo Sánchez dijo...

Eres el tío que mejor administra las fuerzas durante toda la temporada, corriendo larga y corta. Siempre.. estas ahi.. jeje. Ahora Ocean Lava.
Saludos puntal!