Vivimos unos días que la verdad verdad, me huelen mal, no es posible tanto buen tiempo tras el invierno largo, rebelde y desconsiderado que hemos tenido. Ojalá la cosa se mantenga así hasta el 23, aunque bueno, tengo mis dudas, porque esa carrera a pie sin viento y con el sol a plomo puede ser algo así como sentirse como un pollo dentro del horno con papas panaderas de guarnición.
Estos días los entrenos los llevo muy bien, tras el subidón del Volcano me siento como el Macca en el tapering. Ahora se trata de volver a la meditación y el sosiego y recordar que el IM es otra historia y que no es lo mismo correr dos horas y pico que más o menos doce. Hay una ligera diferencia. Ayer me puse el casco aero después de un año en la caja, ese casco que hace que la gente vire la cabeza en la calle para verte y que es bastante más caluroso que el otro. Espero que sea efectivo el asunto, lo que si es verdad es que cuando coges la directa en llano y con viento a favor, el ruido aerodinámico es bastante menor que con el otro.
Ayer mismo me tropecé por esas carreteras antigüenses a Salvi, sin duda estaba de cacería de liebres o conejos por el Valle, me dijo que podía darle mas caña en este blog, pero no sé que más puedo decir de él, la foto de las pieles ya no haría gracia y tengo otras fotos que pueden herir la sensibilidad del espectador. Los zorritus nunca descansan.
Está tan cerca el Ironman que ya casi lo hecho de menos y me quiero apuntar a otro ya. Lo he visualizado tantas veces que lo habré hecho sin meterme en el agua. Pero hay que hacerlo y ya no hay más tiempo, el que no haya estudiado lo suficiente cateará como con un examen de integrales.
1 comentario:
Ánimo león! Está a la vuelta de la esquina. Hasta yo tengo ganas de que llegue ese día.
Publicar un comentario