Llevo tres días sin mover un músculo y ya tengo el monazo encima ¡Qué cruz! y tengo que aguantar hasta el sábado, cuando falten los 210 días reglamentarios para el 22 de mayo. Y todo por culpa de la baja concentración de endorfinas en la sangre debidas a la más que notable caída de actividad física. Esta es una adicción sin más, pura y dura. Adicción sicológica (y quizás fisiológica) como la que se puede tener con la cafeína, heroína o el chocolate. Además, cuando a un adicto le enseñas la droga se bota como un poseso a por ella, eso me pasó esta tarde como a las dos de la tarde en que vi a Iván rodando acoplado en dirección Tuineje, me entró un sudor frío y casi echo espuma por la boca. Menos mal que la experiencia me dice que estas fatigas se van con un par de carreras o idas a la piscina. Por otra parte, en abril y mayo echaré de menos estos días de adicción insatisfecha. Así es la vida.
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