"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de absoluta oscuridad. Peligro constante. No es seguro volver con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".
(Ernest Shackleton en los periódicos británicos reclamando voluntarios para una expedición a la Antártida en 1914)

sábado, 10 de octubre de 2009

Una balsa de aceite


Es lo que fue para mi el acuatlón de esta mañana en El Castillo. Hasta la hora se prestaba para el sesteo y la contemplación. Llegados a contar como fue es mejor empezar por el principio. Nada más llegar ya había unos calimeros por la zona, algo habitual porque somos una familia numerosa de 1ª categoría, luego empezamos a decirnos mentiras y otras cuestiones sesudas del deporte que nos ocupa un montón de horas a la semana, Luego vi que Sito se estaba poniendo el dorsal y claro, era evidente que lo que soltaba en el foro del club era una trola, porque más de una docena me había dicho que lo había visto entrenar esta semana. Si es que engañar a un triatleta (por parte de otro triatleta) es como tener una infidelidad y pensar ingenuamente que tu pareja habitual no se va a dar cuenta. Si es que los cuernos se notan mucho, y si no recuerden el affaire que tuvieron Iván y Skinfitman (antiguamente llamado El León), los cogí in fraganti ambos con la mirada tiesa y la boca seca. Nadar es solo el comienzo de entrenos más serios. Bueno, no voy a distraerme con cotilleos y a lo que iba. Estaba merodeando por allí el zorritus metido a organizer a la vez que speaker, ambas cosas por cierto, que no las hace nada mal porque todo estuvo muy bien, pulcro y decente es el chico con esas cosas. El juez nos explicó el recorrido y en un periquete nos fuimos al arco de salida. Al sonar la bocina, todos a correr juntitos unos 400 metros a partir de allí el atleta Paco (mi colega del IES Jandía) decidió que era hora de dejar de pastelear y abrió la válvula del óxido nitroso (como en la peli Need for Speed) y nos dejó a todos menos a un chico del C.T. Volcano que le siguió, a partir de allí se me fueron unos metros algunos más, y pensé que no repetiría el error del Acuatlón de Gran Tarajal, o sea, llegar al agua con lactatos en sangre para regalar a todo Diós. Efectivamente corrí en plan conservador y al nadar noté que lo hacía bastante bien, cuidando la técnica y no chapoteando vilmente, nadé de forma decente y con ganas de más, por sensaciones calculé que la nadada no llegaba ni a los 750 m. Salí del agua y a terminar el tema, terminar porque había unos 30 segundos hasta Nelson por delante y más que eso por detrás, No tenía el día adecuado para ir a por mi colega. Mateo iba delante con el conejero y más atrás Sito y luego Paco. Regulé bastante y llegué a meta seguramente con el corazón por debajo de 160. Me divertí bastante y me traje una copa para casa. Bonito día.

1 comentario:

Pablo Herrera dijo...

Felicidades león!
Podrías contar algo más de detalles de la carrera.