Así llamo, familiarmente se entiende, a Daniel Unger que de tanto verlo en la piscina se ha convertido casi en uno más de la familia, ayer nadó el chico en la calle contigua a la mia y he de decir que no lo hace del todo mal, nada 3000 cuando yo no he terminado los 2000, así es la vida. La temporada de entrenamientos se va endureciendo sin prisa pero sin pausa y esta semana llegaré a las 15 horitas de matraca, es decir, entro en zona amarilla, color que en mi hoja de cálculo del planing indica que, al menos en lo que a volumen se refiere, la cosa se pone interesante y además indica que se pasa de tres a cuatro sesiones de piscina a la semana, esto me dará más opciones para entablar amistad con Dani y dejarle caer la posibilidad de que fiche con el Calima. No se crean que me he vuelto loco, evidentemente que atendiendo exclusivamente a criterios económicos y mediáticos no tendríamos ninguna posibilidad de ficharle, pero en cuanto pueda le contaré el tipo de fauna que tenemos en el club y sin pestañear mandará a hacer puñetas a sus sponsors y se vendrá con nosotros. Habría que estar loco para no hacerlo ¿Quién es el guapo que se resiste a la foto de al lado, tomada por Iván durante la última asamblea en Los Estancos City ¿No son una ricura?
2 comentarios:
Muy guapa la foto!
Me gustaría saber cuanto tiempo has invertido para encontrar algo tan bonito.
Saludos león!
Me remito al artículo, la foto es de cuando sacaron el costillar asado. ¡Feliz año, león!
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