Entrenar, lo que se dice entrenar, más bien poco, dejar el cuerpo maqueado para el domingo y disfrutar del día y del viaje, vacilar y tener los ojos bien abiertos.
El balance numérico puro y duro cuasifinal de estas 36 pasadas semanas se resume en que he nadado 461 km, he pedaleado 8.316 km y he corrido 1.316 km. Todo esto supone que he estado dándole a la matraca una media de 15 horas y 20 minutos a la semana, aunque la media no hace justicia a lo vivido últimamente porque la mayor parte del volumen de entrenamiento se concentró en las últimas 16 semanas. Queda rematar la faena y comerse la guinda del pastel el próximo domingo.
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