"Se buscan hombres para un viaje peligroso. Sueldo bajo. Frío extremo. Largos meses de absoluta oscuridad. Peligro constante. No es seguro volver con vida. Honor y reconocimiento en caso de éxito".
(Ernest Shackleton en los periódicos británicos reclamando voluntarios para una expedición a la Antártida en 1914)

lunes, 2 de noviembre de 2009

Entrenar es un estado de ánimo


Más o menos como dice Valdano sobre el fútbol, o como diría un matemático: "El rendimiento triatlético en competición es función de n variables cuya dependencia no es sino una estimación probabilística con un margen de error más que apreciable" así que ¿Para qué comerse el tarro con los entrenamientos? basta que alguien piense que su entrenamiento es bueno para que la profecía se autocumpla ¿O es que alguien ha entrenado pensando ¡Vaya mierda de plan de entrenos!? Si alguien tiene sus expectativas puestas en una prueba determinada tenderá a pensar de que ahí está su pico de forma e inexorablemente en mayor o menor medida le vendrá un bajonazo una vez la haya hecho, no entrenará igual, no correrá igual. ¡La psique manda mucho, amigo! Por eso creo que mejor no meternos (mucho, mucho no, pero si algo) con los planes de entrenamiento de los calimeros ya que, evidentemente, todo el mundo piensa que los demás se equivocan y que su plan de entrenamientos es el mejor que ha parido mente humana, pero es bueno divertirse un rato diciendo eso de que ¡tres horas de bici en octubre! ¿Está loco o qué? o ¡El tío ese toma el complemento vitamínico-aminoácidos-ginseng-etc, está loco! ¡Pero si el zumo de berenjena es mejor! Al final creo que, dentro de unos límites en la que el 90% de los triatletas se encuentra, casi da igual. Las dependencias de esas variables con el resultado final tienen un margen de error acojonante. Entrenen sin mirar pa' trás y sean felices.

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