La primera de las 30 semanas (La última es la 0) ya es historia, todo placidez exceptuando el vientito que se metió hoy que me hizo recordar, levemente, la salvaje primavera pasada. Saqué la cabra para no perder el feeling con la posición tipo Eneko. En total han sido 8 horitas de entreno, menos de la tercera parte de lo que seré capaz de hacer allá por abril, si todo va bien, claro. Por lo pronto las piernas están descansadas y el tren superior desestresado, más que entrenar parece que uno pasea por la campiña. Cuesta hacerse a la idea de lo duro que puede llegar a ser la preparación para un Ironman, incluso para los que lo hacen, lo digo porque ahora mismo me parece impensable hacer uno, imaginen a alguien que sabe lo que es un IM porque lo ha visto en un reportaje de Eurosport. Deben flipar.
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