Es el título que he tomado prestado de la buenísima peli de Martin Scorsese (que en España se mal tradujo a ¡Jo, que noche!) y si desgraciadamente no la han visto, les adelanto que a un oficinista le pasan las cosas más alucinantes una noche que sale de su trabajo, más o menos ayer me sentí como su protagonista ya que fueron casi veinticuatro horas de acción pura y dura con sorpresas ininterrumpidas, pero lo mejor es empezar por el principio. Tras hacer de guagua de recorrido por la geografía majorera recogiendo al casting de actores para esta superproducción del tri del Casino nos embarcamos para Lanzarote a las doce y con Teo como actor debutante (en las pelis se dice en los títulos de crédito and introducing...) al llegar nos mandamos unos espaguetis de manual, como debe ser, hicimos la digestión por la carretera llegando sobrados de tiempo para el rodaje de las secuencias principales. Al llegar ya había actores del Calima en la zona estudiando el plató, que por cierto he de decir que la participación era notable, pasaba de ciento cuarenta extras (ni en 300 salía tanta gente). Tras charlar con el personal un rato me llega la confirmación de que todos los nacidos antes de 1969 podían usar el neopreno, eso fue como poner en marcha los efectos especiales de Lucas Films, porque gracias a esa "ayudita extra" nadé como un torpedo. La acción no comenzó hasta pasados cincuenta minutos de la hora prevista, lo que tras hacer unos sencillos cálculos nos dejaba un margen de más o menos cinco minutos para llegar a Playa Blanca antes de que cerraran la puerta del ferry. Sonó el pito del juez y empezó la primera toma, el guión decía que tendría que nadar mejor y a fe que sucedió, antes de la primera boya mi principal problema es que no tenía sitio para adelantar la gente, en un momento dado se formó un tapón de seis tíos delante que no me dejaban pasar de ninguna manera, la cosa se aclaró tras la primera boya y empecé a flipar por cómo pasaba gente hasta que sucedió algo que ni en las pelis de Spielberg saldría, estaba al lado de Luis Arráez y un poquito más adelante estaba Iván. Por un momento pensaba que estaba soñando, era como ver un documental de la BBC donde se observa a un cetáceo poco conocido. Llegamos a tierra y, evidentemente, perdí unos segundos preciosos quiténdome la goma y más perdí aún y de forma más frustante cuando no pude meter el pie izquierdo hasta el quinto intento (cosas del directo), cuando por fin me fijé en la carretera estaba en un pelotoncito con Super Bienve del Playa Grande, Andrés del Triac, Derek y otro pibe del Tripto. Íbamos rápido pero no matándonos, hasta que a Bienve y Andrés le tocó realizar la secuencia peligrosa en la que juntaron sus bicis unos metros y casi salen disparados contra el suelo, milagrosamente salieron ilesos. Despues vi a Wbeimar que casi sale recto en una curva, y es que el circuito de bici parecía el Gran Premio de F1 de Mónaco. Tenía a Iván y a Luis a menos de un minuto y pensé que a lo mejor los cogía corriendo. Craso error. Cogí mis Noosa Gel con buenas sensaciones y empecé corriendo a tope y veía que les recortaba distancia al presi y a Luis, pero en la segunda vuelta de la carrera el avance fue menguando y llegué al poco de pasar ellos por meta (todavía no se los tiempos), supe lo bien que había corrido por la poca gente que había en meta y al final resultó que quedé segundo de Veteranos. Nada mal, la verdad, pero otra vez me quedé sin lo más valioso, la foto en el podio por culpa de que teníamos que salir pitando para el ferry. Llegamos 3 minutos antes de cerrar el portón de popa y después tocaba helado. En el camino comentamos lo bien que había corrido todo el equipo, Teo debutó con un notable alto rozando el sobresaliente, Luis demostró clase, Iván está que se sale habiendo mejorado su running y los demás calimeros estuvieron fetén como ya dije. Nos divertimos un montón y luego tocaba el cuarto segmento que solo contó con Bene y yo tras el abandono de Toñín, la no participación de Iván porque como está en el 3º puesto del ranking canario del 4º segmento ya no se digna con menudencias y con la aparición en escena de la estrella invitada Lawrence El León de La Fuentita haciendo un cameo en toda regla porque actuó como un felino con hambre. Llegó al recinto y se puso contra el viento para captar la fragancia de las leonas, tenía los ojos abiertos y las orejas tiezas sintiendo cualquier presencia de alguna presa.
Próximamente en todos los cines
